Tras casi 9 meses de patadas voladoras, conflictos internos y decisiones tan absurdas como arbitrarias, Twitter finalmente parece estar de salida, materializándose así un desenlace que no pocos previeron tras la llegada de Elon Musk a escena.
Cierto es que a lo largo de este tiempo han salido varias plataformas que prometen ser la alternativa que buscamos a Twitter, pero en la práctica ninguna de estas ha llegado a tener un impacto.
Propuestas como Mastodon, Substack Notes. Post, Hive, Bluesky y Spill, aunque atractivas en concepto, nunca lograron provocar un éxodo masivo desde Twitter, aun cuando esta plataforma está cada día más deteriorada.
Curiosamente, la propuesta que sí ha generado una respuesta masiva de parte del público viene nada menos que de Meta, la misma compañía responsable de Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger.
La nueva propuesta de Meta, Threads, se ha convertido en un éxito en menos de un día de existencia, logrando superar los 30 millones de suscriptores en ese corto tiempo.
¿Cómo es esto posible? ¿Qué hace a Threads diferente? La respuesta es muy sencilla: está intrínsecamente vinculada a Instagram, y eso le asegura el éxito.
Para quien ya está en Instagram, tener una cuenta en Threads es la cosa más fácil mundo. Todo, desde el nombre de usuario hasta la biografía y la foto de perfil, se exporta directamente desde Instagram, con opción de seguir a todo aquel que ya seguimos en esta plataforma, aun si todavía no se han establecido en Threads.
Siendo esta la opción por default, es muy fácil contar con una base de seguidores considerable desde el primer momento en que entramos a Threads. Aquí no hay necesidad de darse a conocer ni de trabajar por lograr una visibilidad, pues el entorno y las conexiones ya están hechas.
Threads e Instagram están tan entrelazados que si decidimos borrar nuestra cuenta en Threads, automáticamente se va de viaje la que tenemos en Instagram. Esto es, por supuesto, una estrategia muy astuta para asegurar la permanencia de Threads en el tiempo.
Todo el entramado de Threads ha sido un montaje muy astuto, desde vincularlo a Instagram en vez de Facebook (la mala fama persigue a esta red) hasta su ejecución, que pone énfasis en la sencillez asociada al microblogging.
Pese a que la esencia de Twitter está ahí, Threads tiene algunas diferencias con el original: el límite de cada thread es 500 caracteres, no hay opción de mensajería directa, no hay temas tendencia y no hay posibilidad de hacer búsquedas por temas o palabras clave como ocurre en Twitter. Asimismo, la moderación de contenidos es mucho más estricta en la propuesta de Meta.
Twitter sigue siendo única en su esencia y funcionamiento, y quizás el hecho de que es difícil replicar esta experiencia dio a Musk la falsa idea de que podía hacer y deshacer a su antojo, sin enfrentar consecuencias.
Lamentablemente, las cosas han llegado a un punto de quiebre. Los usuarios de Twitter no están conformes con lo que ha estado pasando en la plataforma y están deseosos de probar algo nuevo y con menos drama, aun si viene de Meta.
El deseo ha sido cumplido y Musk, en su típico estilo, no está nada conforme, amenazando con demandar a Meta por entender que secretos comerciales y propiedad intelectual de Twitter fueron adquiridos y aprovechados de manera ilegal para el desarrollo de Threads.
¿En qué parará este nuevo capítulo de la novela Musk-Twitter? Con este personaje, nunca se sabe, pero lo cierto es que pinta interesante este giro en la agria rivalidad con Mark Zuckerberg.
