¡Cuánto photoshop! Esta es la reacción más común cuando nos topamos con afiches de promoción, anuncios y fotos de modelaje donde resulta evidente que las fotos han sido alteradas para mejorar la imagen, aún cuando a veces tienen el efecto contrario. Se ha convertido en una norma no solo a nivel de revistas de moda, sino que lo vemos en afiches de políticos, retratos familiares, retratos individuales, carátulas de CDs, afiches de películas y en todo tipo de publicidad.
Esos retoques digitales resultan sobre todo engañosos en anuncios de comésticos, pues generalmente presentan mujeres con una piel tersa, sin arrugas o líneas de expresión, y de cutis inmaculado, sin pecas, espinillas o manchas. Adicional a eso, son mujeres con cejas perfectas, pelo envidiable, labios carnosos y facciones totalmente simétricas. ¿Es real esto o es el resultado de mucho Photoshop? La respuesta en la mayoría de los casos es la segunda opción, y cuando se trata de catálogos de ropa la cosa es peor, pues a veces los que manipulan estos programas de retoque digital llevan su afán de perfección demasiado lejos y por error eliminan brazos y cualquier cosa que sobre.
Por este asunto de fotos demasiado retocadas ha habido su par de escándalos en Estados Unidos y otros países. La firma francesa L’Oreal fue acusada hace un tiempo de haber aclarado el color de piel de la cantante Beyoncé, y, ciertamente, cuando se comparaba la foto del empaque con otras fotos de la artista resultaba evidente la diferencia de color. En una nota más ligera, una de las modelos de la tienda Ann Taylor tenía un brazo menos, pero más grave fue el caso de Ralph Lauren cuando salió la foto de una modelo con una cintura tan pequeña que causó controversia. En todos los casos se trató de retoques excesivos y nada más.
Programas como Photoshop, quizás la herramienta de retoque digital más usada, hacen más que borrar espinillas y emparejar el tono de la piel. Con esos programas se alargan cuellos, se reducen cinturas, se alargan brazos, se afinan muslos, se suben las cejas, se elimina celulitis, se mejora la iluminación, se resaltan los ojos, se ponen pestañas y se cambian facciones. El resultado es una fantasía que, según algunos psicólogos, puede tener un efecto negativo sobre el autoestima de las personas. De hecho, se ha establecido algún vínculo entre las imágenes engañosas de los medios y el aumento de desórdenes alimenticios como anorexia y bulimia.
Ciertamente se está abusando de los retoques digitales, y es por eso que cuando salen fotos sin retocar de alguna celebridad se arma tremenda alharaca, pues ahí se ve que no son tan perfectas después de todo.
Todo lo expuesto anteriormente ha motivado a Hany Farid, profesor de ciencias computacionales de Dartmouth College, Nueva Hampshire (Estados Unidos), a desarrollar un programa para detectar el nivel de retoque de una foto en una escala del 1 al 5, donde el 1 representa un retoque ligero y el 5 cambios significativos. El programa, desarrollado conjuntamente con un estudiante de doctorado, Eric Kee, toma en cuenta dos tipos de ajustes que normalmente se hacen a las fotos: geométricos, que implican un cambio estructural, y fotométricos, que son más sencillos e incluyen eliminación de manchas y otros retoques. Unos cálculos matemáticos se encargan de indicar dónde se han realizado esos cambios, y a que nivel.
Para probar la efectividad del programa se sometieron para fines de comparación 468 juegos de fotos, cada uno con su original y su retocada. El programa hizo sus cálculos, les asignó su valor, y luego esas fotos fueron sometidas a un grupo de personas para que dieran su opinión. Los investigadores encontraron una estrecha correlación entre los resultados del programa y la opinión de las personas. El fin último con este programa, según el profesor Farid, es que se añada una etiqueta de advertencia a esas fotos tan bonitas que salen en revistas donde se señale el nivel de retoque que tienen para que así los lectores no se sientan tan mal con respecto a ellos mismos.