Desde hace unos días he sido testigo de cómo las redes sociales se hacen eco de una nueva plataforma llamada Sarahah -palabra árabe que significa honestidad-, con mucha gente uniéndose a la misma con tal de obtener alguna retroalimentación anónima, finalidad para la cual fue creada.
Si bien el concepto de anonimato es uno que llama poderosamente la atención por aquello de que, en teoría, al menos, no se puede rastrear nada al usuario y por ende no hay consecuencias que lamentar, hay algunas cosas que llaman la atención en Sarahah, no necesariamente positivas.
Para empezar, en calidad de ingeniero en sistemas, me parece sospechoso que una plataforma que dice mantener al anonimato de sus usuarios requiera datos personales como dirección de correo, contraseña, nombre de usuario y foto.
Debe recordarse que con los avances tecnológicos ya es posible iniciar un proceso de ingeniería social con tan solo tener a mano el correo electrónico. Son informaciones aparentemente sencillas pero que van lejos, algo de lo que puede dar testimonio Artem Vaulin, fundador de Kickass Torrents, quien fue capturado por las autoridades al operar un fanpage de Facebook usando su correo electrónico personal.
Siguiendo con la privacidad, tanto el portal de Sarahah como la aplicación móvil, no revelan información alguna del país de origen ni de sus creadores, lo que levanta algunas sospechas, siendo la principal de ellas ¿quién esta detrás de esto y con qué propósito?
Según Mashable, Sarahah tiene su origen en Medio Oriente, creación del desarrollador saudí Zain al-Abidin Tawfiq, quien quiso ofrecer un medio a empleados de oficina emitir opiniones honestas pero anónimas sobre sus jefes. Esto explicaría por qué Sarahah solo está disponible en dos idiomas, inglés y árabe, siendo este último el principal. Ahora bien, otras cuestiones no se explican tan fácil.
Por ejemplo, ¿por que la aplicación móvil requiere accesso a mis contactos, mis fotos y cámara? Sí, sé que lo necesita para subir foto al perfil, pero, ¿hasta qué punto? Lo de los contactos se entendería porque esto está supuesto a ser una especie de red personal, pero, como de costumbre, la gente le da otro uso y ya empezaron a compartir eso en Snapchat. Pero lo más curioso quizás es que Sarahah previene que el dispositivo esté en modo “sleeping”.
En mi opinión, debemos de ser cuidadosos antes de engancharnos en otra plataforma social de las tantas que ya hay en existencia, pues la posibilidad de ser atacado por intrusos cibernéticos aumenta, no tanto por insistencia de los hackers, sino por la falta de conocimiento y el no entender la importancia que tiene nuestra identidad en el mundo digital. Ademas, ¿ya no tenemos suficientes plataformas para recibir retroalimentación?