¿Te imaginas mirarte al espejo y encontrarte con una cara distinta a la tuya que coincide con tus expresiones faciales en ese justo momento? Con la ayuda de dos pantallas de video y cámaras instaladas a lo interno de un espejo en dos centros de arte ubicados en Corea del Sur y Japón respectivamente, justo eso es lo que ha logrado el artista digital Kyle McDonald. Su proyecto, que combina elementos sociales con arte y tecnología, se llama Sharing Faces y está inspirado en las diferencias históricas entre ambos países, así como en el relato del rapto de las sabinas en la antigua Roma.
La inspiración de McDonald es una que hace bastante sentido: compartimos el planeta Tierra con miles de millones de seres humanos que en algún momento comparten las mismas emociones y expresiones faciales que nosotros. No hay manera de saber exactamente quien, pero sería divertido por un momento imaginar la coincidencia. Con Sharing Faces esa es justamente la idea.
Para lograr la experiencia, los espejos están provistos de una cámara que captura la posición y expresión facial de la persona para luego almacenarla en una base de datos. Acto seguido, al cambiar de expresión, la cara de la persona es cambiada en el espejo por la de otra persona con una expresión facial coincidente. Esto ocurre cada vez que se cambia de posición o expresión.
La instalación Sharing Faces tuvo una duración de 8 meses desde octubre 2013, y durante ese tiempo miles de visitantes en Anyang, Corea del Sur, y Yamaguchi, Japón, tuvieron la experiencia de verse reflejados momentáneamente en otras personas.