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Ai Glasses

Sin gafas no eres nada, o al menos eso dice Zuckerberg

Los smartphones llevan al menos 8 años en etapa de declive, siendo momentáneamente rescatada esta categoría de producto por la innovación que suponen los plegables, justamente viéndose las primeras propuestas en ese sentido en a finales de 2019.

Aun con la salida de los plegables y el éxito que han logrado, persiste la búsqueda del aparato de consumo que sustituirá al smartphone, y todos los caminos conduce a lentes o gafas inteligentes, una categoría de producto que existe desde hace años, pasando por un proceso de transformación que progresivamente tiende hacia lo ligero y fácil de llevar.

Aunque son dos categorías diferentes, hay cierta similitud entre cascos de realidad virtual o aumentada, los cuales existen desde al menos 1968, y los lentes o gafas inteligentes, los cuales empezaron de manera experimental con Google Glass en 2013.

En la década de 1990, cuando salió el ahora icónico video de la canción “Amazing” de Aeroemith, los cascos de realidad virtual o aumentada se veían como el epítome del futurismo, aterrizándose más la idea en 2016 con la salida de Oculus y perfeccionándose la tecnología de manera continua hasta nuestros días. Aun con las mejoras y optimizaciones, los cascos no se han masificado, en parte porque resultan pesados e incómodos de usar.

La ventaja de lentes o gafas inteligentes comparados a los cascos es que son más ligeros, aún cuando están equipados con cámaras, micrófonos y otros elementos que permiten un nivel de funcionalidad que a veces sorprende. Esta es una historia mucho más reciente, arrancando con los hoy fallidos Google Glass en 201, los cuales fueron rechazados ampliamente, y retomándose con menos prejuicios en 2016 con el ofrecimiento de Snap.

En 2025, ya bajo el dominio de la inteligencia artificial y los planes de expandirla hacia una superinteligencia, las gafas tan solo aumentan en relevancia, o al menos eso piensa Mark Zuckerberg, uno de los proponentes y artífices de esa magna evolución de la IA.

A propósito de sus propios esfuerzos por desarrollar y tomar la delantera en ese asunto de superinteligencia, Zuckerberg ha declarado en más de una ocasión que los lentes o gafas serán el medio más idóneo y natural para la gente interactuar con la IA, pues este wearable serviría tanto para ver como para escuchar lo que el usuario experimenta en su día a día.

Según la visión de Zuckerberg -y en esto posiblemente coincide con sus rivales-, el humano del futuro inmediato será algo así como una extensión de la IA, tanto que él opina que quienes no adopten el uso de lentes estarán en desventaja cognitiva frente a sus pares.

Con las gafas o lentes que propone-y que ya ofrece Zuckerberg a través de Meta y asociaciones con Ray Ban y Oakley, ya hay dos sentidos conquistados -o comprometidos, según se mire- por la IA. Solo faltaría agregar tacto, olfato y gusto para el combo completo de simbiosis.   

En este punto, dos grandes preguntas surgen: ¿realmente queremos convertirnos en mascotas de la IA, dependiendo de ella 24/7? ¿En serio queremos estar con unas gafas puestas en la cara el día entero? Ambas cosas tienen un dejo de esclavitud que no es tan fácil de ignorar.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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