El cambio climático, por más que la colectividad insista en negarlo, es una realidad que en este año en particular nos está dando con fuerza a base de reportes de deshielo alarmante en Groenlandia, fuegos forestales devastadores en Australia y California y prospectos poco halagüeños que sugieren es quizás demasiado tarde para revertir la tendencia.
Ante tal panorama todos debemos poner de nuestra parte, y es así como van surgiendo ideas que buscan reducir el uso del plástico a su mínima expresión o bien reutilizarlo en la elaboración de zapatos, mochilas y otras propuestas verdes que han surgido junto con la alarma climática que enfrenta el mundo.
Lo ideal sería prescindir del plástico en productos desechables de uso diario, y eso propone Jonna Breitenhuber con su concepto “Soapbottle”, básicamente una botella de shampoo (o gel) que no deja residuo alguno por estar hecha de jabón.
La idea con Soapbottle es bien sencilla: se moldea y se le da forma, se llena de shampoo y se cuelga en la ducha con doble propósito: al tiempo que dispensa shampoo el exterior de la “botella” sirve para la persona bañarse. Una vez se acaba el shampoo los restos de la botella pueden triturarse y convertirse en jabón de manos o bien en detergente. Para evitar que la misma se disuelva antes de tiempo, el interior está recubierto de material insoluble. Una pieza de metal reutilizable facilita la extracción de sus contenidos.
La inspiración de Jonna al proponer este diseño se basa en la cantidad de residuos plásticos que generamos cada año solo por bañarnos y lavarnos la cabeza, pues se calcula que en promedio se gastan 10 botellas al año de shampoo y 11 de gel de baño, lo que equivale a 75 kilotoneladas de desechos plásticos que tardan 500 años en desintegrarse. Tétrico panorama, ¿no es así?
Jonna es una diseñadora gráfica y de productos ubicada en Berlín, Alemania. Soapbottle ha sido escogida como una de las mejores propuestas sostenibles presentadas en 2019 por Green Product Award.