A lo largo de este 2020, desde enero hasta el día de hoy, la cuarentena y el aislamiento social han sido una constante, expandiéndose el fenómeno gradualmente desde China y otros países asiáticos hasta Occidente, empezando por Italia y ahora con firmes raíces en Estados Unidos y otros países del continente americano, incluyendo la República Dominicana.
La causa de esto, todos la conocemos: COVID-19, el nuevo coronavirus que no nos suelta el guante colectivamente desde enero y que amenaza con extenderse por lo que resta del año.
¿Volveremos a ser libres algún día? La idea de una cuarentena permanente no es factible ni deseable, pues aparte de que la economía a nivel mundial está paralizada, la gente -como es de esperarse dada nuestra naturaleza gregaria- tiene deseos de salir de sus casas y explorar el mundo, aun sea para tomarse un café fuera de las mismas cuatro paredes de siempre.
Reintegrarnos a la sociedad una vez se aplane la curva de infecciones por COVID-19 no será tan simple como retomar los hábitos de antaño: en este nuevo mundo post-pandemia algunas cosas serán a largo plazo, entre ellas la necesidad de desinfectar nuestros zapatos antes de ingresar al hogar, mantener la higiene en todo momento, usar mascarilla facial a modo de protección y mantener cierto distanciamiento social para evitar un resurgimiento de la pandemia.
Investigadores del MIT, Harvard y otras prestigiosas universidades prevén cambios profundos en la manera de socializar por esta causa, con impacto directo sobre bares, restaurantes, cines, conciertos, conferencias y cualquier otro evento o concepto que implique la aglomeración de personas, sea en decenas o en miles.
Si hay que andar protegido y se recomienda evitar contacto cercano con la gente, ¿cómo estamos supuestos a socializar entonces? Algunas ideas han surgido, entre ellas un peculiar traje protector hermético que integra casco suave, visor para la cara, guantes, filtro de aire N95, sistema integrado de bocinas, vínculo para el smartphone y sistema de cámaras.
Este traje, llamado Micrashell, es una propuesta de Production Club, un estudio creativo con sede en Los Angeles que previo a la pandemia se hizo conocido por sus experiencias inmersivas para conciertos y eventos propios de las industrias de la tecnología y el gaming.
Siendo el caso que Production Club sintió el impacto de COVID-19 de inmediato (todos sus eventos son -o eran- multitudinarios), no es de extrañar que hayan usado el tiempo libre para divisar soluciones que permitan socializar nuevamente de manera segura y protegida. Micrashell es solo un prototipo en la actualidad, con planes de ser probado próximamente. Para hacerlo atractivo, el diseño integra luces LED y añade características tan curiosas como un palito de rascar que se activa cuando el usuario lo desee y un compartimiento parar beber o vapear sin necesidad de remover el traje. Micrashell es, por supuesto, lavable y reutilizable.
España transicionará hacia la normalidad en cuatro fases. Será en la tercera que los bares y restaurantes podrán empezar a abrir sus espacios interiores pero sólo llenando 1/3 de su aforo e implementando severas medidas de higiene. Via @CNNEE #NuevaNormalidad pic.twitter.com/BTgMzSECFv
— Pau Mosquera (@mosquerapau) April 29, 2020
¿Qué otras ideas se tienen para socializar? En España, donde la reapertura se hará en cuatro fases, los bares ya están implementando medidas, con énfasis en la higiene y la efectiva separación de personas. Tal parece que los arcos de desinfección y los detectores de temperatura serán parte de la nueva normalidad en este tipo de establecimiento, lo mismo que una versión virtual del menú directo en el teléfono y autoservicio para evitar contactos innecesarios.
El futuro inmediato será cualquier cosa, menos “normal”, aunque esto será hasta que nos acostumbremos. Ya veremos.