¿Cuántos rollos de papel de baño gastas en una semana y cómo dispones de ellos? La pregunta, peculiar y curiosa a partes iguales, es importante en estos tiempos de consciencia ecológica por la sencilla razón de que este producto, al igual que las hojas de un cuaderno, vienen de árboles sacrificados para los fines.
No hay quizás un dato concreto global acerca del uso que se hace del papel de baño, pero recientemente se calculó que el estadounidense promedio consume tres rollos a la semana, con consecuencias directas sobre los bosques de Canadá. Alemania y Reino Unido son también grandes consumidores del producto, mientras que China destaca por lo contrario.
Bien podría decirse que el papel de baño es una necesidad innegociable, pero, en realidad, este es un invento moderno que en su forma comercial actual data de 1857, con origen en Estados Unidos. Antes de eso, allá por los años 1300, un emperador chino decretó la fabricación de recuadros de papel para su uso en el baño, pero esto era más un lujo que otra cosa. El común de la gente, hasta una buena parte del siglo 19, se las arreglaba con hojas de plantas, grama y la infalible agua.
El agua sigue siendo quizás la mejor arma para limpiarnos, y es por eso que el concepto de bidet, aun cuando la palabra podría parecer presuntuosa, sigue siendo un tanto popular en ciudades de Europa, Asia y hasta en América.
Pues bien, la cosa ha llegado al punto de que puedes tener tu propio bidet personal y portátil, listo para ser usado en cualquier circunstancia que lo amerite: una de las campañas más peculiares y graciosas que se han visto en crowdfunding este año es Sonny, que justamente vende este concepto desde un punto de vista de practicidad y ecología.
La línea de pensamiento es bastante simple y parte del hecho de que el agua es suficiente para limpiarnos tras aliviar nuestras necesidades. Basta con un chorro certero de agua y unos pocos trozos de papel para quedar frescos y secos.
Podría argumentarse que Sonny no elimina la necesidad de usar papel al usar el baño, lo que en sí derrotaría uno de sus objetivos, pero en realidad sus creadores aseguran que con este bidet se puede contribuir a reducir una proporción de los 100 millones de rollos de papel de baño usados en un día y los 41 mil árboles que contribuyeron a su fabricación.
¿Cómo funciona Sonny? Muy sencillo: se le añade agua, se pone a cargar (la batería dura 3 semanas en uso) y al momento de ir al baño, apuntar a donde se desee aplicar la acción limpiadora. La intensidad del chorro es ajustable y la boquilla, intercambiable, es antibacterial.
¿Te interesa? En Indiegogo Sonny ha recaudado casi un millón de dólares, y aun le restan dos días de campaña, lo que indica el grado de atención generado. Por tiempo limitado se puede obtener este bidet por solo 98 dólares.
No es solo Sonny una propuesta práctica, sino que tiene uno de los mejores manejos en redes sociales, con publicaciones cargadas de humor. Chequeen el Instagram y dejen sus comentarios al final.