Cada cierto tiempo las compras online menores de 200 dólares, exentas de impuestos en virtud del DR-CAFTA, son objeto de campañas y acciones que buscan hacerlas menos atractivas al público.
Se habla de que constituyen competencia desleal a comercios locales, al tiempo de que no convienen al Estado por el lado de las recaudaciones, que en teoría serían nulas.
¿Que tan cierto es esto? Depende de cómo se mire. Por un lado, no es cierto que estén 100 por ciento libres de impuestos, ya que se paga flete aduanero al traer las compras a través del courier, que a su vez aplica el ITBIS correspondiente.
En cuanto al comercio local, hay que ver las razones por las que la gente prefiere comprar online y no acudir a establecimientos físicos. En el caso de la República Dominicana la poca variedad de inventario, precios poco atractivos y políticas que tienden a maltratar al cliente conspiran contra los comerciantes locales. Para colmo, no parece haber interés en desarrollar plataformas viables de comercio electrónico, algo que sería de beneficio en ocasiones como Black Friday.
La nueva amenaza
Ya que varios intentos por gravar directamente las compras online han fracasado, incluyendo un aumento escalonado de tarifa de entrada por kilo en noviembre pasado, se ha optado en esta ocasión por un enfoque un tanto “indirecto”.
Actualmente la Dirección General de Aduanas estudia aplicar una normativa que daría estatus de proveedor y no de destinatario final a todo aquel que realice compras online fraccionadas por más de 2,000 dólares al año, o bien que sobrepase los 20 envíos.
En pocas palabras, todo aquel que no desee ser visto como proveedor por el ente recaudador, y en efecto pagar los impuestos asociados a esa actividad, deberá asegurarse de que sus compras por internet de todo el año no sumen más de 2,000 dólares ni mucho menos pasar de 20.
¿Es justo esto? Claro que no. Hay varias cosas que la normativa no toma en cuenta, siendo la principal de ellas los hábitos de consumo. Una persona que compre medicinas o cosméticos de uso continuo por esta vía fácilmente pasa de los 20 envíos en un año, y de los 2,000 dólares también, aparte de que por internet también se compran zapatos, ropa, accesorios, libros y equipos que localmente o no aparecen o están disponibles a precios que no se justifican.
No es justo asumir que una persona que pase de 2,000 dólares al año en compras online al mes es un proveedor. Calculado a una tasa de 45 x 1 esto equivale a 90,000 pesos. ¿Quien surte un negocio con ese monto? Creo que nadie.
Al final de la jornada, volvemos a lo mismo: los negocios locales se quejan porque la gente prefiere comprar por internet y presionan a los entes reguladores para solucionar lo que consideran un problema. Como ya se ha planteado antes, esta no es la solución, ya que no ataca el problema principal: falta de visión, estrechez mental y estructura impositiva que no ayuda. Limitar las compras online no los hará más competitivos, y es hora de que lo vean así.
ACTUALIZACION: el 10 de agosto ASODEC informa en otro comunicado a sus clientes que tras una reunión con la DGA en la que se expuso el objetivo de la normativa -evitar uso fraudulento de la plataforma para fines de importación comercial, dio el visto bueno a la propuesta. Así que, ya saben lo que viene.
