Más allá de una expresión artística o de la esencia humana, los tatuajes pueden ser funcionales, sustituyendo así esos gadgets plásticos que abundan al día de hoy para llevar un monitoreo de nuestra salud y que inevitablemente sincronizan con el smartphone, que poco a poco se ha convertido en el cerebro de todo.
Aunque podría parecer algo radical, la idea, presentada en 2015 por el estudio creativo Chaotic Moon -hoy Fjord Austin- es una que hace sentido desde el punto de vista de la personalización y la funcionalidad.
Así, por ejemplo, con estos “Tech Tats”, que es el nombre del concepto, la gente bien podría hacerse un chequeo anual de salud sin tener que salir de la casa o dejar de hacer sus diligencias habituales para tener que ir a una cita médica que podría extenderse por horas según las circunstancias.
Estos tatuajes tecnológicos no son más que complejos circuitos dibujados sobre la piel con tinta conductiva, con duración y funcionalidad limitadas según el objetivo del mismo. Hasta ahora el equipo de Chaotic Moon ha experimentado con sensores de temperatura y de luz ambiental, pero a futuro puede extenderse para incluir monitores cardíacos y otros importantes marcadores biométricos que presentan un panorama de la salud a grandes rasgos.
Más que una novedad tecnológica, Chaotic Moon propone una solución vestible (o wearable) que funciona íntimamente con la persona y que podría facilitar gestiones médicas en casos de emergencia y facilitar procesos rutinarios. Otro posible uso sería el de la gestión de finanzas, específicamente pagos que se realizarían sin tener que sacar nada, ni siquiera el smartphone, en virtud de que la información ya está almacenada en nosotros mismos.
En cierto modo estos tatuajes convertirían a sus usuarios en ciborgs o androides temporales, un concepto que normalmente implica técnicas mucho más invasivas al contemplar la inserción de sensores bajo la piel. Un caso conocido y documentado de esta tendencia es la artista española Moon Ribas, quien por vía de una implantación en su codo literalmente siente todos los sismos que se dan alrededor del mundo. Los tatuajes ofrecen una alternativa menos drástica, aunque sí algo más visible, y dinámica.
A diferencia de sus contrapartes artísticas, estos tatuajes no siguen diseños creativos, sino que literalmente son circuitos que llevamos pegados a la piel, similares a los tatuajes magnéticos propuestos por Nokia hace unos años para traspasar las notificaciones del teléfono directamente a la piel. ¿Qué les parece?