Un tema recurrente a lo largo de esta pandemia ha sido la supervisión efectiva de los trabajadores remotos.
¿Cómo saber si un empleado que está en su casa realmente hace su trabajo? La cuestión no es tan fácil como simplemente llamar e indagar, y es por eso que, poco a poco, se han ido poniendo de moda algunos mecanismos invasivos que no resultan del agrado de ningún trabajador.
Tener una cámara, sensor o cualquier otro elemento rastreando cada uno de nuestros movimientos, analizando el tiempo que duramos con la vista en la pantalla, las veces que cambiamos de pestaña o el ritmo de tecleo, es simplemente invasivo.
Quienes defienden estos sistemas alegan que tienen un trabajo que hacer en términos de supervisión, ¿pero hasta donde es aceptable?
En Colombia se está dando una situación con grandes centros de llamadas basados en ese país. Uno de estos, Teleperformance, que cuenta a Apple y Uber entre sus clientes, de repente está exigiendo a sus trabajadores firmar un contrato donde aceptan la instalación de una cámara gestionada por inteligencia artificial, así como de sistemas de análitica de voz y almacenamiento de datos recopilados de familiares del trabajador, incluyendo menores.
Teleperformance ha hecho lo mismo en otros mercados, como es el caso de Albania, lo que significa que no se trata de un caso aislado.
Con una frecuencia cada vez mayor, los empleadores están recurriendo a tecnologías invasivas para mantener el control de sus empleados. Algunos, como es el caso de Amazon, la emplean además para gestionar una amplia variedad de aspectos relativos a recursos humanos, como es el caso de contratar y despedir empleados.
Depender de la tecnología a este nivel no es humano. Tampoco es del todo ético. Desafortunadamente, por un tema de costos y conveniencia, esta tendencia tan solo seguirá creciendo.
