Las aplicaciones diseñadas para alterar digitalmente el aspecto de una persona en fotos están de moda. Ya no es solo aplicar filtros para un efecto vintage, artístico o a blanco y negro, sino que ahora hay variedad de opciones que hacen las veces de un Photoshop portátil, a la medida de las necesidades y el bolsillo de los usuarios. ¿A qué se debe el fenómeno? Por un lado, el efecto de las redes sociales y la necesidad que siente la gente de lucir atractiva ante potenciales parejas y amistades. Por el otro, la vanidad humana y el hecho de que realmente la conformidad no es una de nuestras virtudes.
Es común escuchar a la gente quejándose de su aspecto: los que tienen el pelo lacio lo quieren rizado, y viceversa. La gente bajita quiere ser alta, los blancos quieren tener más color y los negros quieren ser rubios. Nadie está conforme con su aspecto, y por eso la industria de la belleza se embolsilla una millonada mes tras mes. Ahora ya no basta con ir al salón a darse un tinte o apuntarse en un gimnasio: estamos a un nivel de obsesión con la cirugía plástica y con lograr la selfie perfecta que ha llevado a muchos al borde del suicidio.
Como no todo el mundo puede costearse una cirugía plástica o frecuentes visitas al salón, y por el hecho de que aún haciendo eso la gente no se halla conforme consigo misma, herramientas como Photoshop vienen a terminar el trabajo sucio de presentar una imagen perfecta ante el mundo, aún sea solo en fotos. El problema es que esta es una herramienta profesional y, por ende, es costosa y compleja de usar. En pocas palabras, su acceso también es limitado. ¿Qué queda entonces? La nueva generación de aplicaciones que con par de clics y por muy poco dinero prometen cambiar digitalmente el aspecto.
Usualmente la gente lo que quiere es verse más delgada en fotos, y eso es algo que se logra con aplicaciones como SkinneePix, pero otras como Beauty Mirror van mucho más lejos al ofrecer la oportunidad de afinar la nariz, borrar arrugas y emparejar el color de la piel junto con el efecto adelgazamiento. Facetune, Photowonder, Perfect 365 y SkinnyCam son otros ejemplos de aplicaciones que mediante alteraciones digitales, incluyendo la aplicación de bronceados falsos, permiten lograr la selfie perfecta. La mayoría son gratuitas, semi gratuitas o de bajo costo.
Una de las últimas aplicaciones en hacer acto de presencia, y sin duda una de las más curiosas, es Spring. Especialmente diseñada para gente avergonzada de su baja estatura, la aplicación lo que hace es alargar a la persona en tres puntos seleccionados en la imagen. El efecto final es un aspecto más alto y delgado, lo cual para mucha gente equivale a atractivo. Por supuesto, está disponible para iOS y Android.
Jugar con la imagen propia no tiene nada de malo, sobre todo cuando el objetivo es mejorar el aspecto. Por eso hay gente que se pone a dieta, que se inscribe en un gimnasio y que se somete a procedimientos estéticos. Sin embargo, esta obsesión por la selfie perfecta, ayudada por aplicaciones que tan solo presentan una imagen irreal al mundo exterior, nos hace una generación de ilusionistas ópticos. Como es tan fácil alterar la imagen a nivel digital, es mucha la gente que se lleva decepciones cuando ve a sus contactos de redes sociales en persona por primera vez, algo especialmente delicado cuando se trata de servicios para cuadrar citas amorosas.
Todas estas aplicaciones se aprovechan de cuestiones psicológicas y la vanidad innata del ser humano. Siendo el caso que los resultados solo son digitales, a nivel de imagen, realmente no hace ningún sentido descargarlas ni gastar dinero en sus aditamentos, a no ser que vayan a usarse como motivación para adelgazar en la vida real o como una guía para posibles procedimientos estéticos.