La inteligencia artificial, sobre todo cuando es tan dinámica y eficiente como ChatGPT, es muy buena… hasta que amenaza con quitarte el trabajo.
El escenario de la sustitución humana por tecnología se ha visto en incontables ocasiones, casi siempre afectando trabajos repetitivos que no requieren de un conjunto de habilidades especializadas.
Así, por ejemplo, en parqueos y peajes las máquinas han sustituido a gran parte del personal humano, y lo mismo se ha visto en aeropuertos, supermercados y algunas otras tiendas minoristas.
Ocurre, sin embargo, que el avance de la tecnología ha seguido indetenible y, con una frecuencia cada vez mayor, amenaza con sustituir a humanos en funciones que sí requieren de ciertas habilidades especializadas.
Es en este punto donde la inteligencia artificial se perfila como un potencial enemigo, y las predicciones apuntan a que muchos trabajos se perderán en los próximos años, aun si en el proceso se crean otros.
Hasta hace poco se pensaba que ciertas habilidades y cualidades humanas, entre ellas la empatía y la capacidad de analizar y resolver problemas, eran insustituibles. Avances como ChatGPT, sin embargo, de repente ponen todo en entredicho.
Para aquellas personas que no les gusta redactar cartas o que sienten pereza a la hora de investigar o desarrollar temas, ChatGPT es una bendición, pero, ¿qué ocurrirá cuando el jefe se dé cuenta de que puede sustituir al humano y usar directamente la tecnología?
Ahí entra el pánico, y muestra de ello es la huelga que desde hace días se escenifica en Hollywood, habiendo sido retomada luego de que meses de negociaciones con estudios y demás fracasaran.
¿Qué tiene que ver esta huelga en Hollywood con inteligencia artificial o ChatGPT? Mucho. Existe un temor legítimo de que este tipo de soluciones eventualmente permita prescindir por completo de guionistas, y este grupo ya protestó por esto meses atrás.
Peor aún, existe el prospecto de que los grandes estudios de Hollywood, en su eterno afán por maximizar las ganancias y minimizar los costos, recurra a la inteligencia artificial para crear versiones digitales de actores que pueden ser usadas de distintas maneras.
Bajo este esquema, se pagaría a los actores por un día de trabajo, ya que esa versión digital es permanente y puede manejarse en cualquier escenario contemplado. Se presume que las primeras víctimas serían actores extras y secundarios.
¿Es justo esto? No es difícil imaginarnos un mundo donde los humanos somos figuras enteramente decorativas, con capacidades atrofiadas por falta de uso, completamente dependientes de una máquina y a total merced de una inteligencia artificial superior.
Este escenario imaginado NO luce agradable
