Por ahí viene un futuro de vehículos autónomos, pero no muchos están convencidos de la factibilidad de estos mecanismos cuando tenemos en la actualidad versiones semiautónomas no del todo confiables.
La idea de un vehículo que pueda manejarse a sí mismo, capaz de sortear obstáculos y tomar decisiones cruciales con precisión, es fantástica y emocionante, pero una vez llevamos el escenario a la realidad, vemos que no es tan fácil ni, mucho menos, sencillo.
Los vehículos Tesla serían el ejemplo perfecto para ilustrar el punto. Varios accidentes, algunos de ellos aparatosos y con saldo mortal, se han registrado a lo largo de sus años de existencia. Suele ocurrir que en estos incidentes estaban activados los sistemas de autonomía que incluye Tesla en sus vehículos.
Aun cuando son sistemas para asistir al conductor, hay gente que deja que un vehículo como Tesla tome las riendas por completo, incluso llegándose al extremo de engañar al sistema para disfrutar de sus comodidades. A veces esas comodidades salen caras, pues estos sistemas no son perfectos, y las condiciones en que andan tampoco lo son.
La autonomía en vehículos no se limita a asistencia al manejar. Hay por igual mecanismos de estacionamiento autónomo, y esos también han dado problemas.
Como no existe tecnología infalible, y vamos de cabeza a un futuro de autonomía e inteligencia artificial, en Estados Unidos la Administración de Seguridad en Carreteras (NHTSA) ha actualizado sus reglas.
Ahora NHTSA obliga a fabricantes de vehículos a reportar incidentes que involucren a aquellos modelos equipados con sistemas de autonomía. La regla aplica a partir de sistemas de nivel 2, donde aceleración, desaceleración y manejo del guía son controlados por el vehículo, pero requiriendo de un humano frente al volante.
La regla abarca hasta nivel 5, que ya hace referencia a un sistema totalmente autónomo, cayendo en esta categoría propuestas como Waymo y otras que buscan brindar servicios autónomos de transporte y de entregas.
Los responsables de estos vehículos deberán reportar incidentes dentro de las 24 horas de su ocurrencia, siempre que esos sistemas autónomos o semiautónomos estuvieran activados.
Deberán reportarse incidentes que impliquen una visita al hospital, una fatalidad, despliegue de bolsa de aire, servicios de grúa o que involucren a un peatón o un ciclista. Los reportes deberán actualizarse a los 10 días para ofrecer más detalles y ofrecer seguimiento mensual.
No cumplir con esta disposición podría resultar en una multa de 22,992 dólares por día, siendo la máxima penalidad superior a 100 millones de dólares.
¿Qué se busca con esto? Es muy sencillo: recabar data que podría servir tanto a los responsables de diseño y mantenimiento de carreteras como a los fabricantes de estos vehículos atacar de raíz los problemas estructurales que hoy causan accidentes. Hacia futuro, esto se traduce en un entorno más seguro e idóneo desde el punto de vista de la autonomía.