Hace unas semanas, con motivo de su aniversario, WhatsApp hizo un regalo a sus usuarios que al parecer no ha tenido la acogida esperada: Status, básicamente un clon de las Stories de Snapchat y que de ñapa también tiene presencia en Facebook bajo el mismo nombre original.
Inicialmente la reacción de mucha gente fue una de pánico, pues en base al comportamiento visto en Instagram cuando debutó la misma Stories se esperaba quizás un bombardeo masivo de historias efímeras en video. Ciertamente era el tipo de respuesta que Zuckerberg esperaba, pero, al menos de manera empírica, las cosas parecen haber tomado otro giro.
Status, para quienes no se dieron cuenta, sustituyó inicialmente los estatus de texto en WhatsApp, donde la gente podía colocar desde un mensaje tan corriente y estándar como “estoy en una reunión” hasta algo más personalizado como una cita, parte de una canción o lo que le diera la gana. Pues, adivinen qué: el 15 de marzo, con menos de un mes en funcionamiento, esos estatus de texto volvieron a existir, esta vez de manera conjunta con los Status en formato de video efímero.
En Facebook, donde además está la amenaza de un serio bombardeo de anuncios a través de esas “historias”, la situación parece ser la misma: pocos utilizan la nueva función, quizás porque la gente se cansa de lo mismo.
Las redes sociales, como todo en esta vida, tiene sus partes buenas y malas. Un uso excesivo, con exposición constante a material que poco o nada aporta, no solo resulta en un burnout, sino que termina canibalizando el medio de alguna manera u otra.
Antes la recomendación de profesionales en estos menesteres era tener presencia en cada red posible. Hoy día, con tanta copia barata de lo mismo, el consejo es lo contrario: no tienes que estar en todas partes. Hay redes que se prestan más a este formato efímero y temporal de “Stories” que otras, lo cual ayudaría a explicar por qué tiene buena acogida en Instagram pero no tanto así en WhatsApp y Facebook.
Es un hecho que la gente tiende a categorizar sus cosas. WhatsApp es el lugar donde chateas con tus amistades, Facebook es donde te enteras de las vidas de otros, Instagram es donde se presume de una vida que muchas veces es falsa, Twitter es donde nos actualizmos al vuelo de cualquier cosa y Snapchat era en sus inicios el lugar ideal para sexting por su naturaleza temporal. Fuera de estas redes hay muchas otras, pero por ahora lo dejamos ahí.
¿Cuál es el afán de Zuckerberg querer copiar a Snapchat en todas sus plataformas? La respuesta es sencilla y quizás muchos ya la imaginan: sacar a Snapchat de circulación, con el agravante de que los mercados son tan especiales que es muy posible que tenga éxito en su misión.
¿El efecto Zuckerberg?
De nada sirve que Snapchat fuera el primero en innovar con Stories y filtros que luego fueron copiados por otros, y eso se refleja en el valor de sus acciones, que cada día caen por efecto del incesante bombardeo de Zuckerberg , quien no le perdona a ese novato del fantasmita no haberse dejado comprar en su momento.
Aunque las copias no son buenas, Zuckerberg tiene todos los elementos para salir victorioso, porque los mercados son así de ciegos y desalmados. Lo único que falta por copiar son los lentes aquellos que graban video, y eso podría ser cuestión de tiempo. Ya veremos.
