Con el objetivo de demostrar lo que puede hacerse con tecnología de impresión 3D en la industria de la aviación el fabricante francés Airbus presentó en ILA 2016 en Berlín el primer mini avión enteramente fabricado con estas técnicas.
THOR, que es como se llama el modelo, es un aparato completamente funcional que carece de ventanas. Es autónomo, pesa 46 libras y tiene una longitud de 4 metros, equivalente a menos de 13 pies. Todas sus piezas fueron creadas con técnicas de impresión tridimensional, con la excepción de los componentes eléctricos, que están hechos de poliamida para un resultado final resistente y durable.
¿Qué busca probar Airbus con su incursión en impresión 3D? Al igual que ocurre en la industria automovilística, estas tecnologías tienen el potencial de abaratar costos, generar piezas más livianas y reducir tiempos de manufactura, con impacto más allá de la fase de producción. Aviones más livianos demandan menos combustible, lo cual representa otra oportunidad de ahorro, con la consecuencia de menores emisiones para fines medioambientales.
THOR son las siglas en inglés de “prueba de objetivos de alta tecnología en la realidad”. Aparte de estos beneficios, el ingeniero responsable del mini avión indicó en Berlí que el mismo es bastante estable al volar, algo muy importante en aviación.
Airbus de por sí emplea tecnología de impresión 3D en sus aviones, lo mismo que su rival Boeing. Según ejecutivos de la compañía, las piezas producidas de esta manera pueden ser entre 30 y 50 por ciento más livianas que sus contrapartes tradicionales.
La impresión 3D no solo tiene usos en las industrias de aviación de automóviles: en medicina, especialmente en lo que tiene que ver con prótesis, es de bastante utilidad. Asimismo, en el hogar tiene cabida gracias a iniciativas como MakerBot. Próximamente se verá su uso en cuestiones espaciales, ya que para 2020 la Agencia Espacial Europea tiene planeado presentar el nuevo cohete Ariane 6, de diseño modular y con algunas de sus partes hechas con impresión 3D.