Un buen día una profesora de escuela en Nueva York decide que quiere pasarse Acción de Gracias en Puerto Rico, pero tiene la obligación de dar clases. Se inventa entonces una enfermedad, y pide licencia. Las autoridades de la escuela, sospechando que hay gato entre macuto, le advierten que no engañe al sistema. De alguna forma, la señora, llamada Donna Sandler-Blaine (imagen superior), logra convencerles de que su enfermedad es real, y se va en su viaje. Todo estuvo muy bien hasta que tuvo la brillante idea de colocar par de fotos en Facebook, donde tiene un perfil público.
En Texas, en base a información suministrada por una foto publicada en Twitter, el FBI dio con el paradero de Higinio Ochoa III, alias w0rmer,alegado miembro de Anonymous acusado de haber hackeado al menos cuatro sites de autoridades policiales y de haber hecho públicos los datos personales de docenas de agentes. Lo verdaderamente impactante de esta historia es que la foto que ayudó a resolver el caso, que mostraba a una joven sin cara en pose sugerente y letrero de “PwNd by w0rmer & CabinCr3w”, había sido tomada en Australia, de donde es oriunda la novia de Ochoa, y esa información fue suficiente para que el FBI conectara los puntos e hiciera su arresto.
Ayer, en Kentucky, un hombre fue arrestado luego de que publicara en Facebook una foto en la que aparentaba estar sacando gasolina de un carro de la policía. Por mucho que se empeñó en explicar que se trató de una pose en broma, el haber publicado la foto le salió caro por la sencilla razón de que las autoridades no estaban por tragarse el cuento.
Los tres casos descritos aquí son evidencia más que suficiente de que publicar fotos en redes sociales, sea Facebook, Twitter o cualquier otra, tiene sus riesgos. Hay gente que por sus indiscreciones a la hora de subir fotos y publicar comentarios se ha visto expuesta en más de un sentido, pues al revelar su paradero y andanzas ofrece información valiosa a cualquiera que esté siguiendo el rastro, ya sean amistades, enemigos, detectives, analistas de mercado o ladrones.
El peligro no es solo con las fotos, sino con cualquier cosa, pues también se han dado casos de personas que anuncian eventos de manera pública por Facebook y luego se encuentran con la desagradable sorpresa de que todo el vivo que se enteró decidió ir por allá, dando lugar a situaciones que fácilmente se salen de control.