Al momento de este artículo el valor de un Bitcoin se situaba en alrededor de 8,520 dólares, y si bien esta cantidad es hasta menos de la mitad de los casi 20,000 dólares que alcanzó momentáneamente en diciembre pasado en medio de un rally que parecía imparable, sigue estando caro.
Para tratarse de una moneda no respaldada por la mayoría de los sistemas financieros formales, asociada por demás a lavado de activos, ransomware y otras operaciones típicas del “bajo mundo”, Bitcoin vale mucho, y quizás lo más interesante son los prospectos que la sitúan en 50,000 dólares por unidad antes de que finalice este 2018.
¿A qué se debe este valor tan alto? Críticos de Bitcoin resaltan que, fiel a su naturaleza virtual, esta moneda no representa nada tangible. Analistas financieros llevan años rascándose la cabeza ante un fenómeno que sigue siendo tan incomprendido y misterioso como el primer día que se hizo de conocimiento público.
La inspiración detrás de Bitcoin fue la crisis financiera mundial de 2008, provocada en gran medida por un tema de uso y abuso de tasas sub-prime en Estados Unidos y otras prácticas poco religiosas en la banca a nivel general. Fue en medio de este panorama de incertidumbre, pánico y desconfianza que surgió Bitcoin como alternativa a sistemas financieros tradicionales que no solo habían fallado, sino decepcionado y metido en serios problemas a toda clase de sociedades y gobiernos.
El gran atractivo de Bitcoin, aparte de representar una especie de desafío a sistemas tradicionales, es su promesa de transacciones descentralizadas y libres de rastro, siendo este último punto debatible desde el punto de vista de blockchain y la forma en que está diseñada esta tecnología para fines de procesos y registros.
A diferencia del dinero como lo conocemos al día de hoy, respaldado por un Gobierno o algún commodity, como solía ocurrir décadas atrás con el oro, Bitcoin no está respaldado por nada. Su creación se da por vía de la resolución de complejos problemas matemáticos y está supeditada a un conjunto de reglas diseñadas por su creador, Satoshi Nakamoto, nombre que aun no se sabe si pertenece a una persona real o bien a un grupo de personas.
Por este conjunto de características tan especiales se hace un tanto difícil explicar cómo es que un Bitcoin puede valer cinco, diez, veinte o cincuenta mil dólares, como sugieren algunos. Pudiera alegarse que ese es el poder de la especulación, con todo y el riesgo que representaría una eventual explosión de la mítica burbuja, pero para Roberto Gómez Vega, de Exodus Capital, todo es relativo al marco de referencia que se está empleando.
Al participar en el panel “El Internet del Dinero” de la conferencia EmTech Caribbean 2018 Gómez hizo énfasis en la cantidad de dólares que hay en circulación comparado a la cantidad de Bitcoin y otras monedas virtuales en circulación. La diferencia es considerable, sobre todo porque entre 2008 y 2018 la cantidad de dólares impresos y puestos en circulación tuvo un crecimiento explosivo, situación que se dio también con el euro para un efecto de flucutación casi nula de la tasa de cambio a lo largo de estos 10 años.
El dato, sobre todo cuando es graficado, permite ver entonces que esos 8,520 dólares que vale hoy un solo Bitcoin son un reflejo de las diferencias en volumen de circulación de ambas monedas. La conclusión, según comentaba Gómez, es simple: mientras más dinero se imprima más valor adquirirá Bitcoin, o, visto de otra forma, en el actual contexto el dólar se está devaluando.
¿Qué pasará entonces? No pocos, y eso incluye a Gómez, ven a Bitcoin en una situación similar a la Internet en tiempos de la burbuja punto-com. Para nadie es secreto que Internet y economías derivadas de este recurso han florecido desde ese entonces, aun cuando en su momento el efecto de la explosión fue devastador. Desde esa óptica es posible que Bitcoin y otras monedas virtuales realmente terminen por cambiar el panorama financiero a largo plazo.