Sostenible y gratuito hasta cierto punto, el sol es ahora mismo una de las fuentes de energía limpia más buscadas para hacer frente a la contaminación y las necesidades de industrias, ciudades y miles de millones de personas en todo el mundo.
Comentamos que el sol es gratuito hasta cierto punto porque ciertamente la estrella emite su luz a diario -con diferente intensidad y duración según la ubicación geográfica, pero ya ese es otro tema-, pero aprovechar esa energía requiere de equipos y tecnologías que de momento resultan muy costosas para el grueso de la gente.
La forma más habitual de aprovechar el sol es mediante la instalación de paneles en los techos y las alturas de casas y edificios, siendo el objetivo de estos elementos absorber los rayos del sol y almacenarlos, ya sea para uso inmediato, redistribución a través del sistema eléctrico o bien uso posterior en horas de la noche.
Una tendencia que se observa en el ámbito de la energía solar es la búsqueda de otros puntos de aprovechamiento de esos rayos más allá de los techos. Es así como surgen propuestas como la de Solar Roadways en Estados Unidos, que plantea aprovechar las vías para los fines. También el concepto se ha visto aplicado en aceras, baldosas y en ventanas. El único requisito es que sean áreas con buena recepción solar.
El de las vías solares es un concepto que a futuro será de vital importancia en ciudades con enfoque sostenible. La idea consiste en dotar a calles, avenidas o carreteras de los elementos necesarios para absorber, almacenar y distribuir energía solar.
Al igual que ocurre con los paneles instalados en techos, la energía solar recolectada y almacenada por vías solares puede redistribuirse a través del sistema eléctrico o bien ser empleada para iluminación nocturna de esas vías, señalización y funcionamiento inteligente de semáforos. Se ha llegado incluso a plantear la posibilidad de aprovecharlas para recarga de los vehículos eléctricos -otra tendencia con enfoque sostenible- que transiten por ellas mediante inducción. Sensores integrados pueden además proveer información del uso para toma de decisiones y mantenimiento.
Pese a los beneficios asociados al concepto de vías solares, que además pueden derretir nieve y ofrecer calefacción en clima frío, estas representan una innovación costosa y de momento no ofrecen la mejor relación costo-beneficio. Una de las primeras vías solares abrió en Francia en 2016. Se llama WattWay y se extiende por un kilómetro. Su construcción, a cargo del Grupo Colas, líderes de construcción en Europa, costó 5.2 millones de dólares. A futuro, en la medida en que el uso de vías solares aumente, es muy probable que los costos bajen y sean más visibles sus beneficios.
Los costos asociados a las vías solares son altos, pero ello no ha parado a sus proponentes. En Alemania, específica en Colonia, Solmove pronto abrirá una de estas vías, y en Estados Unidos Solar Roadways sigue llevando su innovación a distintos puntos del país, con apoyo del gobierno. La propia Colas abrió en mayo de este año otro WattWay en Utrecht, Holanda, y en Suiza la idea está tomando forma.
Las ventanas son otro punto a aprovechar, y para ello SolarGaps ofrece persianas americanas (conocidas como “blinds” en inglés) que integran paneles fotovoltaicos que dan seguimiento al sol a lo largo del día para ajustar su posición y almacenar energía para uso posterior. Estas cumplen doble función porque además mantienen el interior de la casa o apartamento fresco.
SolarGaps actualmente tiene presencia en 13 países. Las persianas se manejan a través de una aplicación que da seguimiento a la energía recolectada. Los ahorros pueden ser hasta de 70 por ciento, según el fabricante. Esta solución está disponible para cualquier tipo de ventana, con opciones en blanco, plata y gris.