Este, definitivamente, no es el mejor momento para las criptomonedas.
No solo es China que ha decidido declararles la guerra, o que Elon Musk tiene al mercado de vuelta y media con sus indecisiones: la realidad es que las criptomonedas tienen muchos frentes abiertos, incluso de su mismo lado.
Para que se tenga una idea de la situación, hace unos días uno de los fundadores de Dogecoin arremetió contra las criptomonedas en general, acusándolas de ser un invento de la extrema derecha con una finalidad hipercapitalista. Como si esto no fuera lo suficientemente chocante, luego salió a relucir que uno de los fundadores de Ethereum ha abandonado todo lo que tenga que ver con criptomonedas por un tema de seguridad personal.
Tras semanas con tendencia de altas y bajas, donde Bitcoin llegó a estar por debajo de 30 mil dólares, sale de la Unión Europea algo que pudiera ser una especie de tiro de gracia.
En ese bloque económico se están gestando cambios a la ley que obligarían a compañías que hagan posibles las transferencias en bitcoin y otras criptomonedas a recolectar los datos tanto del emisor como del receptor. Asimismo, se prohibiría otorgar criptobilleteras anónimas.
Estos cambios propuestos tomarían dos años en materializarse, y el objetivo es claro: eliminar el anonimato del que suelen gozar las criptomonedas y así ayudar a combatir fenómenos como el lavado de activos y financiamiento terrorista. En ambos casos, es bien sabido que las criptomonedas juegan un papel fundamental por aquello de que son prácticamente imposibles de rastrear.
Si se logra eliminar la capa de anonimato de bitcoin y demás, ¿será este el fin del mercado de las criptomonedas? Desde el punto de vista de que este es uno de sus principales atractivos, es posible que muchos ya no le encuentren sentido. Solo el tiempo dirá.
