La noticia del momento es la recaptura de Kabul y gran parte de Afganistán por los talibanes, quienes, efectivamente, vuelven a tomar el poder en ese país tras 20 años de ausencia.
El hecho, con implicaciones políticas y geopolíticas muy profundas, implica igualmente el regreso de un régimen conocido especialmente por maltratar a mujeres y niños, quienes no gozan de prácticamente ningún derecho bajo la ley Sharia.
De igual forma, el acontecimiento pone a Estados Unidos y al gobierno de Joe Biden bajo la lupa, con consecuencias hasta el momento desconocidas.
Esto está pasando del otro lado del mundo, y quizás por la lejanía vale preguntarse en qué nos afecta esto, o que tiene que ver con redes sociales.
En ambos casos, la respuesta es: mucho. Por un lado, hay el temor de que vuelvan con fuerza los ataques terroristas a Occidente. Peor aún, hay el prospecto de una guerra.
¿Qué hay de las redes sociales? Ahí también hay una especie de pugna, pues los talibanes están prohibidos de usar Facebook, Instagram y demás por considerarse un grupo terrorista. Igual trato reciben las publicaciones que los alaben o estén a favor de ellos.
¿Buena o mala idea? El hecho de que los talibanes son ahora los jefes en Afganistán dificulta la cuestión. Facebook ha sido de las primeras en reiterar el bloqueo, indicando el estatus terrorista del que goza la organización y el hecho de que ese gobierno aún no ha sido reconocido por la mayoría de los países, empezando por Estados Unidos.
Bien por parte de Facebook, pero hay reportes de que los talibanes usan WhatsApp para comunicarse y para fines propagandísticos, y eso pone las cosas en entredicho.
Quizás el mayor descaro es que los talibanes, pese a estas restricciones, usan Twitter para hacer anuncios, muchos de ellos con una narrativa contraria a lo que se reporta en las noticias o a la reacción de los propios afganos.
Incluso en Facebook se observan cuentas pro taliban activas, y eso lleva a preguntar qué tan efectivos son estos controles.
Hay una pregunta aún más importante que debemos plantearnos: ¿es factible prohibir la presencia de grupos o temas puntuales en estas plataformas? Se ha demostrado a lo largo del tiempo que siempre se encuentra la forma de tener presencia y congregar seguidores, lográndose muchas veces el efecto deseado de lavar cerebros o convencer en base a narrativas acomodadas a intereses.
¿Será que las redes sociales están siendo víctimas de su propio éxito y sus propias tácticas para mantener a la audiencia cautiva? Podría ser. Mientras, tanto, el tema es profundo y complejo a partes iguales. Asimismo, no deja de ser curioso: los talibanes, aún siendo tan conservadores, no perdieron tiempo en adoptar las redes sociales.
