Estos días han sido particularmente calientes para Facebook.
Todo empezó la semana pasada con el reporte de documentos filtrados que daban cuenta del trato VIP que reciben 5.8 millones de personas en esa plataforma en lo que a moderación de contenidos respecta.
Básicamente, ese grupo de 5.8 millones de personas conforma una lista blanca –XCheck– en la que hay deportistas, cantantes, influencers, actores y otras masl llamadas celebridades.
Este estatus les permite hacer y deshacer a sus anchas en Facebook, sin que haya consecuencias por violar las políticas de la plataforma. En pocas palabras, un trato preferencial que resulta hipócrita en esta época de fake news y desinformación.
Lo de la lista blanca es malo, pero peor que eso es la evidencia de que en Facebook tienen conocimiento del daño que hace Instagram a la salud mental de adolescentes que utilizan esa red para seguir a influencers y tendencias de todo tipo.
Tristemente, en este grupo son comunes las comparaciones a nivel corporal y de aspecto. Coincidencia o no, se reportan aumentos en casos de desórdenes alimenticios y problemas de baja autoestima que van en consonancia con los diez años de existencia de Instagram.
El hecho de que Facebook estaba al tanto de la influencia nociva de Instagram, al punto que un documento interno de 2019 señalaba que empeoraba la percepción corporal en una de cada tres niñas, es quizás el colmo de la poca ética con que se manejan Zuckerberg y compañía.
En vista de estos reportes, el congreso estadounidense ha decidido lanzar una investigación pero, más que eso, se habla de una demanda por daños.
Legisladores estadounidenses se quejan de que Facebook nunca ha dado la cara por estas acciones. Peor aún, cuando se les ha dado la oportunidad a sus ejecutivos de hablar claro sobre estos temas, prefieren las evasivas. El resultado es una situación que, aparentemente, lleva años saliéndose de control.
¿Se puede caer más bajo de ahí? Tristemente, sí. Conscientes de la mala fama que les precede, en enero de este año alguien a lo interno de Facebook tuvo la genial idea de infiltrar artículos positivos de la compañía -algunos de ellos de su propia autoría- en el feed de noticias de los usuarios.
Esta propuesta, una estretagia conocida como Project Amplify, fue aprobada por el propio Mark Zuckerberg en agosto pasado, entrando en acción en tres ciudades de estados Unidos a través del sistema Quick Promotes. El objetivo es claro: se trata de un esfuerzo, no muy ético que digamos, por revertir la percepción negativa que por años ha caracterizado a Facebook. En pocas palabras, una burda manipulación.
Llevamos algún tiempo hablando de la parte negativa de las redes sociales. Estas distan mucho de la versión inicial donde se ponía empeño en conectar al mundo para el intercambio de ideas y el establecimiento de relaciones y amistades.
Al día de hoy, las redes son un ambiente tóxico donde entre algoritmos, trolls y fake news se hace muy difícil respirar. Quizás lo mejor sea socializar en vivo y olvidarnos de estas plataformas.