A ver, ¿qué sientes al navegar por las redes sociales? ¿Felicidad, ansiedad, tristeza, envidia, un poco de cada una?
Durante años se ha estado analizando el impacto de estos recursos a nivel de la salud mental, con reportes que señalan la naturaleza adictiva de las redes sociales y las diferentes sensaciones que genera el contenido allí disponible.
De manera resumida, sí, hay un impacto a nivel de bienestar mental asociado a este bombardeo constante de redes sociales, pero, hasta cierto punto, cada usuario es responsable de cómo consume y aprovecha estos recursos.
En vista de que no estamos en capacidad de ejercer los controles necesarios, y porque se hace cada día más evidente que no estamos por despegarnos de las pantallas de nuestros móviles, los gobiernos y las autoridades han decidido intervenir.
Como los móviles son parte del problema, en distritos escolares en Estados Unidos se han estado aplicando restricciones y hasta prohibiciones al uso de estos aparatos, lo cual incluye el acceso a redes sociales y demás recursos distractivos.
En Francia, Polonia, Hungría, Dinamarca, Alemania y otros países también se están tomando medidas que van por ese camino, pues la evidencia no miente y señala que estamos ante una crisis global de salud mental exacerbada por este tipo de recursos.
Ante este panorama, no es sorprendente la noticia de que más de una docena de estados de Estados Unidos han procedido a demandar TikTok por la razón ya establecida, pero algo curioso es que se menciona dopamina en todo esto.
Conocida por ser una de las moléculas de la felicidad, en teoría no es malo recibir una descarga de dopamina, pero el alegato que justifica la demanda es que TikTok está diseñada para causar un uso adictivo al sacar provecho a esta habilidad.
¿Verdad o mentira? hay algo de contradicción en esta acusación cuando recordamos que plataformas como TikTok a menudo son señaladas por provocar ansiedad entre usuarios más jóvenes o, incluso, influenciar acciones potencialmente peligrosas por seguir ciertas modas.
Nada de eso va alineado a dopamina, sino todo lo contrario, por tanto la demanda no hace tanto sentido cuando la miramos desde ese ángulo. Hay que añadir, además, que otras plataformas inducen similar comportamiento, y aquí se puede mencionar Instagram.
Y, como era de esperarse, el famoso algoritmo de TikTok baila en el medio de todo esto, pero, entonces, se algoritmos estamos rodeados en todas las plataformas si a llevar anotaciones vamos.
Al final del día, cada usuario es el responsable del uso que le da a cualquier recurso online, sea este una red social, un videojuego o una aplicación de trabajo. Cuando aprendamos a relacionarnos adecuadamente con toda esta tecnología, las cosas cambiarán para mejor.
