¿Hay o no hay censura en redes sociales?
En los últimos años ha habido serios debates en torno a esta cuestión, sobre todo cuando se acercan contiendas electorales de envergadura -como las de Estados Unidos- o cuando se involucran temas delicados.
Es un hecho documentado y demostrado que las redes sociales tienen el poder de influenciar opiniones y tomas de decisiones, con resultados a veces sorprendentes.
Una vez los estrategas cayeron en cuenta de este potencial, cambió el juego de las redes sociales, las cuales pasaron de ser espacios informales para la mera socialización a plataformas estructuradas con objetivos específicos según su manejo.
Desde antes de 2016, año en que ganó Donald Trump las elecciones en Estados Unidos, el poder e influencia de las redes sociales se ha hecho sentir, a veces de una forma tan subrepticia que el usuario promedio simplemente no se da cuenta de que está siendo usado o manipulado.
Hay muchas formas de sacar provecho a estas plataformas a ese nivel, desde la inserción de propaganda estratégica hasta la aplicación de falsas encuestas y la manipulación de contenidos para forzar visibilidad o bien reducirla.
Las redes sociales, con Facebook y X (Twitter) a la cabeza, llevan cerca de 10 años bajo escrutinio por estas acciones. De manera puntual, se les acusa de influenciar resultados y de coartar libertad de expresión a nombre de intereses particulares de terceros mediante la activa censura de temas, comentarios y opiniones bajo criterios muy subjetivos.
Este fenómeno de la censura vino a intensificarse en 2020 con la pandemia y fenómenos de activismo como Black Lives Matter y la tendencia woke.
Dentro de esa vorágine de censuras y cancelaciones, los más afectados fueron aquellos usuarios de posturas conservadoras, usualmente etiquetados como pertenecientes a la derecha. También, los incrédulos, los que exigen transparencia y los que osan cuestionar a las autoridades sufrieron las consecuencias.
Con la pandemia se dio un fenómeno peculiar que puso en evidencia hasta donde llegaban la censura activa y la falta de libertad de expresión en redes sociales.
De repente, toda la narrativa en torno a Covid-19 se volvió muy uniforme y controlada, rechazándose de plano cualquier versión que cuestionara el origen del virus, la pertinencia de las vacunas o la efectividad de las medidas tomadas.
Hoy se sabe que estas acciones, al menos en el caso de Facebook, según confesó Mark Zuckerberg en días pasados, obedecían a presiones de la Casa Blanca.
Entonces, la respuesta a la pregunta inicial de este artículo es que, sí, hay censura en redes sociales, pero es más profundo de lo que se ve.
Los dueños de estas plataformas cometieron el error imperdonable años atrás de tomar bandos políticos e involucrar a los usuarios en esas preferencias por vía de esas prácticas subrepticias ya mencionadas.
Al hacer esto, las redes no solo perdieron su esencia, sino que dejaron atrás la neutralidad para convertirse en una suerte de policía sesgada que velaba por intereses muy particulares.
Ahora Zuckerberg dice estar arrepentido y promete no volver a cometer esos errores. La pregunta ahora es, ¿quién le cree?
