Impresión 3D es uno de esos temas que lleva algún tiempo rondando en el ámbito tecnológico, con impresionantes demostraciones de sus usos, pero que en la práctica no arranca del todo, especialmente a nivel de consumidor individual. Carbon 3D, con su nueva técnica CLIP, se propone a dar un necesario empujón.
Antes de entrar en materia, algunos puntos a tomar en cuenta: hay varios métodos de impresión tridimensional actualmente en existencia, la mayoría de ellos siguiendo el enfoque de capa sobre capa y usando polímeros como base. Hay asimismo soluciones dirigidas al hogar, destacando MakerBot con sus máquinas medianamente asequibles y una serie de programas que facilitan la tarea de hacer realidad esos bocetos.
El enfoque CLIP
Con impresión tridimensional se benefician sobre todo los fabricantes de piezas mecánicas y de equipos médicos. Se ha visto con anterioridad cómo esta tecnología contribuye a bajar los costos y los tiempos de espera en el caso de prótesis y repuestos de vehículos. Asimismo, se ha visto su uso en la cocina, tanto usando ingredientes tradicionales para hacer platillos sencillos como pizza o pasta, como aplicada a escenarios futuristas donde la escasez de comida podría ser una constante.
Hasta ahora, como ya se ha mencionado en la parte inicial de este artículo, la forma más común de impresión 3D implica la disposición de varias capas de polímero hasta que se obtiene aquello que se quería reproducir. Es un proceso que podría tomar horas o días, dependiendo de la complejidad y cantidad, y que no siempre da resultados óptimos (hay sitios dedicados a presentar los desastres resultantes de impresoras 3D). Con CLIP todo esto podría ser cosa del pasado.
CLIP, las siglas de Continuous Liquid Interface Production (producción de interfaz líquida continua), propone lograr el balance perfecto entre luz ultravioleta, un agente que impulsa la polimerización de la resina, y del oxígeno, un agente que la inhibe, para tener un medio que permita la creación de objetos sin necesidad de capas, sino de manera casi automática y natural.
Para lograr un escenario como este, Carbon 3D, una startup californiana, ha desarrollado una plataforma que consiste en una ventana transparente que permite el paso de la luz y que controla el influjo de oxígeno, creando una zona donde es posible que la resina utilizada adquiera las formas proyectadas sin necesidad de dar pasos mecánicos o de crear capas. El concepto queda ilustrado en el video que ofrece la compañía en su website.
A diferencia de los métodos actuales de impresión 3D, que por definición son mecánicos, CLIP es un proceso químico, donde la ventana cuenta con propiedades similares a las de un lente de contacto. El resultado de este enfoque es tiempos de impresión 25 a 100 veces más rápidos, mayor precisión y calidad de los objetos reproducidos y mayor grado de consistencia. Objetos reproducidos con CLIP son usualmente suaves por fuera y duros por dentro. Asimismo, con este método hay más opciones a la hora de elegir el material base, ya que se acepta toda la gama de polímeros, incluyendo elastómeros, que tienen propiedades viscoelásticas.
Desde 2013, que fue cuando empezó a desarrollar CLIP, Carbon 3D ha logrado recaudar 40 millones de dólares para desarrollar la tecnología.