Semanas atrás, específicamente a finales de mayo, varios congresistas demócratas estadounidenses hicieron una peculiar petición a Google y Apple: detener la recolección incesante de datos de ubicación de los usuarios a través del smartphone.
Para poca gente es un secreto que nuestros teléfonos hacen un registro puntual de nuestra ubicación a lo largo del día, información que forma parte vital de la huella digital que de manera un tanto involuntaria vamos dejando a través del uso de la tecnología.
Parte de esta huella la conforma nuestro historial de búsqueda en sitios como Google, así como el uso que damos a las docenas de aplicaciones con las que interactuamos en el día a día, muchas de las cuales recolectan no solo nuestros hábitos, sino nuestra ubicación, a través de un manejo de permisos que no es del todo transparente, sobre todo fuera del ecosistema iOS.
Sí. Se sabe que estamos siendo espiados por nuestros propios equipos, pero , ¿qué exactamente motivó esta petición de parte de congresisteas demócratas, petición que, probablemente, no sea tomada en cuenta?
Semanas antes de la petición, contenida en una carta firmada Alexandra Ocasio-Cortez y Elizabeth Warren, entre otros prominentes congresistas, se debatía intensamente la potencial ilegalidad del aborto en Estados Unidos en caso de anularse el fallo Roe Vs. Wade, el cual estableció en 1973 que la Constitución de ese país protege ese derecho.
En ese entonces, cuando aún no se había tomado la decisión correspondiente sobre el histórico fallo, los congresista previeron un escenario que en estos días ya no luce tan descabellado o alejado de la realidad: que los servicios de rastreo de Google y Apple sean aprovechados por miembros de la extrema derecha para hacer una suerte de cacería de brujas en el caso de que el fallo Roe Vs. Wade sea finalmente anulado.
El fallo Roe Vs. Wade finalmente fue anulado el pasado 24 de junio, y con ello el aborto dejó de ser legal en varios estados, mientras que en otros se aplican limitantes considerables.
¿Qué pasa ahora? En caso de necesitarse ese tipo de procedimientos, lo lógico sería buscar la ayuda correspondiente en estados donde la práctica sí se permita, pero el escenario previsto por los demócratas está por materializarse si grupos antiabortistas se salen con la suya en sus intentos por impedir legalmente que residentes de un estado donde está prohibido el aborto viajen a otro donde sí está permitido con la finalidad de proceder con esa acción.
Escenarios como este, que cualquiera hacía muy lejanos, de repente ponen en primer plano la exposición permanente de nuestra privacidad a manos de la tecnología que tanto usamos y disfrutamos en el día a día.
¿En qué parará el asunto? Está por verse, pues todavía no se han materializado esos planes. Mientras tanto, da un poco de grima el giro que ciertas cosas están tomando.
