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La Internet nos tiene engañados
Bait

La Internet nos tiene engañados

Dicen que el papel todo lo aguanta, pero en esta época de recursos digitales, donde casi todo termina convergiendo en la Internet, bien podría decirse que ese medio todo lo aguanta, desde insultos y trolleos hasta contenidos engañosos expresamente creados para generar dinero a costa de millones de usuarios incautos que están siendo usados sin siquiera imaginarlo. 



Basta echar un vistazo a la forma en que la sociedad global se desenvuelve dentro del mundo virtual de la Internet para llegar a algunas conclusiones, siendo la principal de ellas que estamos siendo sometidos a un masivo engaño, sin mucha vuelta atrás, porque una buena parte de las víctimas está como zombie y no reacciona por más que se le presente la evidencia. Ni siquiera en The Matrix eran tan tercos, por cierto. 

Antes de continuar con el tema, vamos a responder a la pregunta evidente: ¿en qué consiste el engaño, exactamente? Esta pregunta tiene varias respuesta según como se mire. Podría hablarse de engaño generalizado y sistemático partiendo de la abundancia de fake news, desinformación, noticias engañosas y teorías de conspiración de pululan no solo en las redes sociales, sino en cualquier búsqueda que se haga en un sitio como Google. 

Agrava las cosas el hecho de que la tecnología está avanzando a un nivel tal que resulta fácil suplantar identidades en un video o adjudicar audio o acciones a figuras públicas a través del peligroso mecanismo de deepfakes. Podemos agradecer este fenómeno a la inteligencia artificial y la propensión innata del ser humano a dañarlo todo.

Se sabe que la desinformación abunda en redes sociales y demás, pero hay un tipo de engaño en Internet es que aún más dañino y que va más allá de la mera desinformación al poblar a la mente humana de contenido basura y sin ningún valor. 

Diez años atrás, cuando el fenómeno de las redes sociales despegaba, se vendió la idea de que estos medios representaban una oportunidad de fama e ingresos a creadores de contenido independientes que quizás no contaban con los recursos para explorar medios más tradicionales como radio y televisión. De aquí surgieron fenómenos como los youtubers, siguiendo por influencers, tiktokers, instagrammers y demás. Hubo incluso blogueros que tuvieron oportunidad de destacar y generar ingresos gracias a su arte, pero este fenómeno fue en cierto modo efímero porque foto y video terminan siempre destronando a texto. 

Como suele ocurrir con estos fenómenos del momento, lo que empezó como algo espontáneo e inocente de repente se convirtió en un esfuerzo orquestado donde clickbait y contenido hecho y distribuido en masa le ganan en alcance, vistas y monetización a cualquier contenido independiente hecho con criterio y con ánimo de aportar a la sociedad. Ejemplos abundan en YouTube y Facebook, donde canales como Mr. Cakes o 5 Minutes Crafts amasan no solo millones de vistas, sino un buen dinero y hasta reconocimientos de parte de las plataformas, aún cuando a la clara violan sus propias regulaciones. 

Como una acción lleva a una reacción, esos contenidos “viralizados” -que usualmente provienen de granjas de contenidos ubicadas en sitios como Rusia, Vietnam o China-, están encontrando respuesta en creadores de contenidos legítimos que, hartos de no tener visibilidad por culpa de estos contenidos basura y copy-cat, se han dedicado a desenmascarar lo que hay detrás de tanto clickbait descarado. 

Si estás cansado de ser engañado por contenido fácilmente viralizado y sin sustancia, por demás repetido y copiado a lo largo de otros canales y cuentas, únete al movimiento “debunking” y piénsalo dos veces antes de dar clic sobre títulos demasiado llamativos (y poco probables) o fotos que de lejos lucen imposibles. Si este escrito no te convence, chequea el último aporte (el video de más arriba) de Ann Reardon en su canal How To Cook That en YouTube. Ella es igualmente una víctima de estos fenómenos, pero, por suerte, tiene la paciencia de desenmascarar estas cosas con la ayuda de sus adeptos en Patreon. 



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AUTORA

ROCIO DIAZ

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