En estos días, todo, por muy lejano que pudiera parecer a la causa, se está viendo afectado por el movimiento Black Lives Matter (BLM) y las protestas que se han estado llevando a cabo dentro y fuera de Estados Unidos a raíz del asesinato del afroamericano George Floyd por brutalidad policial en el estado de Minnesota.
Las últimas semanas han estado matizadas no solo por esos reportes de protestas y violencia, que incluyen saqueos y destrucción como parte de las manifestaciones, sino que además ha habido toda clase de respuesta y activismo social de parte de celebridades, figuras públicas del ámbito político, plataformas online, videojuegos. A esto no escapan las compañías de tecnología, siendo notorio el caso de Sony y su evento PS5 pospuesto por esta causa, el cual fue realizado en el día de ayer.
A nivel de estas compañías de tecnología, sin importar a lo que se dediquen, ha habido acciones que van desde homenajes puntuales hasta cambios permanentes en sus estrategias o bien la inclusión de recursos en apoyo directo a BLM y lo que ese movimiento representa. Spotify, TikTok, Ubisoft, Activision, Amazon, Apple, Google… tal parece que no hay una sola compañía del ramo que no se haya unido a la causa, con reacciones no siempre favorables de parte de quienes creen que es todo un show y parte de estar a la moda.
Dentro de la situación que se desenvuelve, hay una noticia que quizás sea la más llamativa en lo que respecta al giro que muchas cosas están dando de cara a BLM y su activismo: IBM ha decidido salirse del tema del reconocimiento facial, tecnología que hasta hace unos días no solo vendía activamente, sino a la que además dedicaba un considerable presupuesto para fines de investigación y desarrollo.
La decisión de IBM, contenida en una carta dirigida al congreso estadounidense, parece inicialmente estar motivada por una cuestión de principios, ya que el CEO, Arvind Krishna, menciona que la compañía no condona el uso de reconocimiento facial para fines de vigilancia masiva, perfiles faciales o violación de derechos humanos básicos. La misma carta hace un llamado a reformar la policía, quedando claro que esta acción -o, al menos, si ejecución en este momento- ha sido motivada por el activismo de BLM.
La realidad es que el reconocimiento facial es una de las tecnologías más controversiales, con utilidad que a menudo se ve opacada por el potencial de abuso y por la invasión a la privacidad que representa. Peor aún, demostrado en diversos estudios, la misma tiende a ser una tecnología sesgada en términos de edad, género y raza.
Desde ese punto de vista, IBM parecería tener razón al decidir abandonar ese esfuerzo, y esto último se refuerza cuando también en la carta el CEO expresa que este es el momento ideal para un diálogo nacional donde se discuta la necesidad de autoridades usar reconocimiento facial y la forma en que debe ser empleada.
Sin embargo, ¿qué hay de la otra cara de la moneda? En aeropuertos, por ejemplo, el reconocimiento facial tiene el potencial de agilizar lo que a menudo es un proceso muy tedioso y cansón. Esta tecnología es también usada como mecanismo de seguridad biométrica, con un ejemplo de ello representado en teléfonos como iPhone 11o el Samsung Galaxy S20.
¿Dejará de desarrollarse una tecnología que tiene el potencial de beneficiar a la colectividad por un tema de activismo? La opinión está dividida al respecto. Hay quienes dicen que la salida de IBM no significa que ésta desaparecerá del todo, pero otro grupo está convencido de que BLM y lo que representa el movimiento cambiarán para siempre el curso de muchas cosas, incluyendo esta tecnología.
Toda tecnología tiene el potencial de ser mal usada y abusada. Igualmente tiene el potencial de basarse en parámetros que no necesariamente reflejan de manera precisa la realidad. Sobre este último punto, quizás China pueda servir de guía, pues se trata este de uno de los países más avanzados en desarrollo e implementación de reconocimiento facial, con un nivel de precisión -según reportes de sus autoridades- que tira por la borda la noción preconcebida de que los chinos (y asiáticos en general) “se parecen todos”, expresión que en la actualidad de seguro cae mal pero que simplemente hace referencia a cierta homogeneidad en los rasgos de esa raza.
¿Hasta dónde seguirá cambiando la cara del mundo que hasta hace poco se conocía? Entre COVID-19 y el activismo que se va regando por todo el mundo, la verdad es que no se sabe. Solo resta esperar.