¿Será cierto que 80 por ciento de los productos de lujo que se venden en el mundo están hechos en China?
Desde que se desató la guerra comercial aupada por los aranceles de Trump, esta narrativa ha estado invadiendo las redes sociales, en especial TikTok, que fue donde empezó.
La mayoría de estos videos, muchos de los cuales se han viralizado casi hasta el infinito, se enfocan en carteras de lujo, mencionándose a menudo marcas como Hermès y Louis Vuitton.
Estos creadores de contenidos, chinos que dicen representar o trabajar para los supuestos fabricantes originales de esas carteras, aseguran además que el costo de producción es una ínfima fracción del precio astronómico al que suelen venderse.
Siendo el caso que una cartera Hermès puede costar 500 mil dólares y hasta más de ahí, dependiendo del diseño y los materiales, es chocante la idea de que estos artículos sean producidos en China a un costo ridículamente barato.
¿Qué tanto hay de verdad en todo esto? El mercado de lujo es un tanto complicado y tiene varios niveles. Es un hecho que marcas como Prada, que están en la parte baja del escalafón de lujo, parcialmente hacen producción en China.
Otras marcas, como la ya mencionada Hermès, no listan a China como parte de su red de producción. El hecho de que el mercado de lujo se maneja de manera discreta y un tanto misteriosa complica el saber la realidad detrás de la producción.
La mayoría de estas carteras de lujo dicen estar hechas en Italia o Francia, y eso es lo que refutan estos creadores de contenido desde China.
Desde el punto de vista denominaciones de origen o procedencia, hay estrictas reglas establecidas en la Unión Europea, lo que significa una de dos: o es mentira lo que dicen estos videos o estas compañías buscaron la vuelta para engañan al público y a las autoridades.
Es curioso que estos videos, que parecen formar parte de un esfuerzo concertado, hayan salido justo en medio del dime y direte de los aranceles que sostienen Estados Unidos y China.
Existe una probabilidad alta de que estos videos, realizados en inglés y claramente dirigidos a consumidores estadounidenses, cumplan intereses geopolíticos definidos por las autoridades chinas. Por un lado, son videos que cimentan la reputación de China como el mayor fabricante del mundo. Por el otro, invitan al espectador a comprar directamente de la fuente, lo que indica un intento de protección de la industria.
Inicialmente llamó la atención que las marcas de lujo, quizás no acostumbradas a protagonizar controversias a ese nivel, no se pronunciaran en torno a estos videos, pero ya hubo reacciones, algunas de ellas contundentes.
¿Por qué involucrar un producto que ni siquiera es estadounidense en esta potencial contienda? Hay analistas que apuntan a la posibilidad de que haya intentos oficiales de parte de China de impulsar el mercado de imitaciones de lujo en respuesta a los aranceles y lo que viene.
Desde ese punto de vista, se trataría de una campaña para confundir y crear dudas. El efecto, si fuera realmente el caso, lo estaremos viendo gradualmente.
Hay muchos puntos para rebatir la idea de que marcas de lujo producen en China a bajo costo, y un argumento particularmente robusto es aquel que plantea la pregunta de por qué los chinos, teniendo esas factorías en su país, compran en tiendas de lujo a sobreprecio.
Es como para pensarlo.
