Tal parece que a las redes sociales se le están acabando las ideas para combatir el acoso al que muchos menores de edad son sometidos en sus plataformas por falta de controles adecuados y efectivos.
En lo que podría calificarse de una medida absurda, Instagram está poco a poco implementando la obligatoriedad de proveer la fecha de nacimiento a sus usuarios para poder seguir usando sus facilidades.
Esta obligatoriedad será impuesta de manera escalonada. En una primera fase, y siempre que el usuario no haya provisto el dato, Instagram pedirá introducir la fecha de cumpleaños. Inicialmente, esta petición podrá ser rechazada, pero con el tiempo empezará a poner condiciones: si no hay fecha de cumpleaños, no habrá acceso a contenidos marcados como sensibles. Estos, como ya se ha visto, se muestran borrosos antes de dar luz verde a la plataforma para mostrarlos.
Exigir la edad se enmarca dentro de planes concretos diseñados para proteger a menores que usan la plataforma. En mayo pasado, por ejemplo, Instagram anunció que trabaja en una versión para menores de 13 años. Este en un escenario donde vendría útil el dato de la fecha de cumpleaños. También se está estudiando la posibilidad de automáticamente hacer privados los perfiles de menores de 16 años y de impedir que adultos envíen mensajes privados a menores que no formen parte de sus seguidores.
Todo eso está bien, ¿pero sabrá Instagram lo fácil que es mentir respecto a la fecha de cumpleaños en esa y otras plataformas? Hasta ahora no hay forma conocida o infalible de impedir que la gente mienta en esa parte del formulario, a no ser que se trate de un documento de identidad o algo similar.
Parece que Instagram no está tan perdida en este asunto, y por eso han hablado de implementar algoritmos de verificación que emplearán inteligencia artificial para detectar posibles indicios de falsedad en el dato.
Luce interesante, pero hay que recordar que la inteligencia artificial no es infalible y que siempre hay formas de burlar al sistema.
Podría argumentarse que es peor no hacer nada y dejar que los acosos a menores sigan ocurriendo, y eso es cierto. Sin embargo, volvemos al punto de siempre: las redes nunca han tomado en cuenta la naturaleza humana al habilitar sus plataformas.
Insultos, ofensas, acoso, bullying y demás ocurren a diario en estos sitios, todo salpicado por desinformación y mala información antojadiza. Los equipos de monitoreo en redes no dan abasto. La inteligencia artificial no es la panacea.
Quizás llegó la hora de pedir identidades reales, avaladas por documentos reales para usar las redes sociales, pero entonces eso podría dar pie a abuso de data a otro nivel mucho más invasivo. Podría decirse que este juego está trancado.