República Dominicana tiene nueva herramienta para combatir la corrupción: María, una inteligencia artificial que viene avalada nada menos que por DOGE y el gobierno estadounidense, o al menos eso dice su principal promotor, el inefable y controversial Jochi Gómez.
Interesante anuncio, sobre todo que se hizo en un escenario que prometía una discusión acerca de gobernanza e inteligencia artificial de cara al nuevo orden que se está imponiendo. Sin embargo, algunas cosas no cuadran y mucho menos convencen.
Antes de entrar en un análisis más profundo -hasta donde la poca información existente lo permita-, vamos a responder una pregunta que de seguro es la que más ha dominado las conversaciones al respecto: ¿qué es DOGE y qué tiene que ver con la corrupción dominicana?
DOGE es la sigla en inglés del Departamento de Eficiencia Gubernamental de los Estados Unidos, una agencia que se estrenó con el inicio del segundo mandato del presidente Donald Trump y cuya principal misión es la de reducir los gastos en que incurre el gobierno estadounidense.
En cumplimiento de sus objetivos, DOGE, que es dirigido nada menos que por Elon Musk, el dueño de Tesla y X, fue la agencia responsable de desbaratar USAID y otros programas calificados de desviados por el actual gobierno estadounidense. Ha sido también el artífice de masivos despidos a nivel federal y del mandato de volver a trabajar de manera presencial.
El anuncio de hoy, parte de una conferencia que supuestamente convocaban el primogénito de Trump -cuyo nombre figuraba de manera prominente en la invitación- y el ya mentado Jochi Gomez, contó además con la presencia y anuencia de Roger Stone, consultor político y lobista estadounidense que es conocido por su inquebrantable lealtad al presidente Trump.
Muy interesante todo esto, con aires de modernidad, transparencia y hasta de formalidad y contundencia; pero hay un problema, o varios, según se mire.
Empecemos por el personaje que promueve y anuncia a María, un joven del medio que está constantemente protagonizando líos, amenazas y controversias que involucran a políticos, empresarios y al propio gobierno dominicano de turno.
Esta persona, Jochi Gómez, el mismo del lío de los semáforos, ahora se presenta como el paladín de la transparencia en la lucha contra la corrupción en el país, y para ello se escuda en Estados Unidos en el entendido de que ese es el país que puede enderezar el camino torcido que llevamos.
Todavía causa alguna impresión mencionar a Estados Unidos, sus agencias y figuras clave en discusiones de este tipo, pero vale preguntarse cuál es la legalidad de todo esto.
Una herramienta para combatir la corrupción solo será efectiva y lógica si es aplicada y avalada por iniciativa del propio gobierno dominicano. En un contexto como ese, el recibir ayuda o asesoría de DOGE u otra agencia califica de eso mismo, colaboración o asesoría. El contexto actual, sin embargo, dista mucho de este.
Estamos hablando de que María fue desarrollada por una agencia de un gobierno extranjero y traída al país por un tercero que, para complicar las cosas, tiene un historial bastante cuestionable. Esto es lo más parecido a una injerencia, y todos sabemos lo que eso implica.
Curiosamente, Roger Stone tampoco sale limpio de este análisis, pues fue acusado de confabular con los rusos en las elecciones estadounidenses de 2016 para favorecer la eventual victoria de Trump.
¿Puede alguna de esta gente hablar de combate a la corrupción cuando ellos mismos se han visto envueltos en escándalos de esa naturaleza? Más importante aún, ¿en serio pensamos que la respuesta a éste mal es una inteligencia artificial que ha sido entrenada por humanos con insumos defectuosos a ese nivel?
Este país es, en ocasiones, lo más parecido a un circo rodante. ¿Quién pone el orden a este nivel? En lo que esta pregunta se responde, ya la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo desvinculó al gobierno de ese país en esta iniciativa.