Tras ocho meses protagonizando la versión tecnológica de una novela mala de amor y desamor, Twitter y Elon Musk finalmente empezarán una nueva vida juntos: en la noche de hoy, AL FIN, se formalizó la manida adquisición.
¿Qué significa esto para Twitter? Sin duda, vienen muchos cambios, pues lo primero que hizo el nuevo dueño fue despedir al CEO, Parag Agrawal, y al CFO (jefe de finanzas), Ned Segal.
Por supuesto, esta movida no resulta extraña, sobre todo porque es un hecho documentado que Musk y Agrawal se desagradan mutuamente. Es también sabido que Musk tenía sus reservas sobre la manera en que Twitter estaba siendo manejada y la visión del grupo al mando.
Musk ha dicho en repetidas ocasiones que su misión es transformar Twitter en una plataforma realmente abierta a la libertad de expresión, libre de la abundancia de cuentas falsas y bots que parecen pulular allí. A modo de referencia, basta recordar que este último tema fue la razón por la que este personaje desistió momentáneamente de hacer la compra.
Entering Twitter HQ – let that sink in! pic.twitter.com/D68z4K2wq7
— Elon Musk (@elonmusk) October 26, 2022
¿Final feliz? Depende de como se vea. Twitter es, quizás, la red social más útil en esencia, pero útimamente se ha convertido en un espacio dominado por agendas particulares y donde la censura selectiva se ha convertido en norma. Curiosamente, al tiempo que ocurre esta censura, hay un debordamiento de tuits que bien podrían calificar de pornográficos o inapropiados.
Además de hacer una limpieza y motivar una mayor apertura, Musk quiere hacer de Twitter una plataforma productiva en términos de dinero. Las ideas aún no son concretas, pero se ha hablado de introducir cobros por ciertas funcionalidades y de impulsar y facilitar la creación de contenidos para hacerla más competitiva.
Podría ser que Twitter termine perdiendo su esencia, la cual se resume en ser la red donde realmente nos podemos enterar de noticias y tendencias en riempo real. Ya hemos puesto el ejemplo infinidad de veces: cuando creemos que hubo un terremoto, para muchos de nosotros la primera para es Twitter.
Por supuesto, lo contrario también pudiera ocurrir. Un Twitter fortalecido, con espacio para ese microblogging que lo hizo famoso y con la habilidad de ofrecer otros espacios de interacción, podría ser una fórmuila ganadora.
Está por verse lo que va a pasar, pero una cosa es segura: los empleados no están conformes y tienen miedo, pues días atrás se reportaba la intención de Musk de despedir al 75 por ciento de la fuerza laboral. Aunque lo desmintió ayer al visitar la sede -con todo y lavamanos-, el temor persiste.
