Vivimos en la era 2.0 en lo concerniente a comunicaciones, búsqueda de información y socialización. Los smartphones, las tabletas y otros dispositivos móviles han contribuido a que la Sociedad de la Información tenga una presencia y una interacción cada vez mayores en el mundo virtual, donde perfectos desconocidos pueden discutir temas, aportar ideas y unirse en torno a un objetivo común. Justamente esta es la base de las movilizaciones sociales, un fenómeno que se ha estado viendo en los últimos años y una de cuyas máximas representaciones es la famosa “primavera árabe”.
Para los que no recuerdan o no saben lo que es la “primavera árabe”, se trató de un conjunto de movilizaciones y protestas iniciadas en 2010 en varios países de Medio Oriente, entre ellos Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Jordania y Siria. En la mayoría de los casos se trataba de pueblos oprimidos que peleaban contra gobiernos dictatoriales y abusivos. Estas revoluciones tuvieron como elemento común el uso de herramientas como Twitter para movilizar a las masas, y, de paso el aprovechamiento de medios digitales para la difusión de fotos, videos y relatos de los participantes, que contrastaban grandemente con lo reportado por los medios oficiales en cada país.
Del mundo árabe las movilizaciones pasaron a Occidente, con manifestaciones de los indignados en España, protestas variadas en Grecia y Reino Unido y el surgimiento espontáneo de movimientos de ocupación a lo largo de Estados Unidos (los Occupy…) en protesta por la forma en que Wall Street y la banca de inversión se manejan. América Latina tampoco se quedó atrás, con manifestaciones variadas en Chile por el tema de la educación y en Argentina pr razones varias.
En República Dominicana, al igual que en el resto del mundo, las redes sociales han servido como medio de desahogo, para denunciar situaciones y para movilizar protestas y reclamos. Hasta ahora el impacto ha sido menor al que se ha visto fuera porque en esas marchas y protestas que se convocan a través de Twitter y Facebook participa por lo general una cantidad moderada de personas. Sin embargo, en los últimos días ha habido claros indicios de que el impacto puede escalar a niveles insospechados.
La reforma fiscal, aprobada ayer en segunda lectura por la Cámara de Diputados, es el tema que viene dominando desde hace semanas en Twitter a nivel local. Hay un contundente rechazo que se ha manifestado con una serie de hashtags, comentarios, preguntas, quejas y llamados de acción que poco a poco han ido acumulándose hasta formar la base de un movimiento que si bien es esporádico tiene un fuerte elemento de cohesión y que bien pudiera cambiar el panorama y la forma en que normalmente vemos a las redes sociales a nivel local.
A través de Twitter, conjuntamente con el insistente HT de #NoALaReforma, se ha ido organizando un protesta que tomará lugar este domingo en el Parque Independencia y que pretende reunir a un millón de dominicanos. Asimismo, ayer varias personas pusieron en alerta a medios internacionales a través de tweets variados y hoy uno de esos, CNN, en su sección de periodismo ciudadano (iReport), publicó algo al respecto. Fuera de Twitter hay una petición contra la reforma en change.org que ya lleva más de 990 firmas.
Con los disturbios en Medio Oriente, España, Inglaterra, Grecia, Estados Unidos y otros países queda claro que las redes sociales, sobre todo Twitter y Facebook, juegan un papel importante en las movilizaciones sociales y que estas efectivamente son una realidad, aún cuando no tengan el efecto deseado por quienes participan en ellas. Sería un craso error hacer caso omiso a las señales que se están viendo a nivel local.