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Catfishing: ¿realmente estamos conectando con quien pensamos?
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Catfishing: ¿realmente estamos conectando con quien pensamos?

¿Soltero y buscando pareja? Con millones de personas conectadas el día entero e infinidad de plataformas para interactuar -desde redes sociales hasta aplicaciones diseñadas con la expresa finalidad de ligar o buscar una potencial media naranja- es fácil pensar que Internet podría ser el lugar idóneo para lanzar la aventura, pero, en realidad, debe andarse con mucha cautela. 

Aparte de una sensación de inmediatez y variedad, una de las facilidades que proveen Internet y el entorno digital social es el anonimato, escudado siempre por una pantalla y por la facilidad de engaño que proveen múltiples recursos a la mano: bancos de fotos, videos que se pueden editar, falsificación de documentos y un largo etcétera. 

El mundo de las citas online vía aplicaciones como Tinder está lleno de historias de horror que van desde feos rechazos en base a la apariencia mostrada en fotos de perfil hasta mentirosos compulsivos y personas que en la primera cita en el mundo real se muestran encantadores para luego convertirse en una tremenda pesadilla. 

Si mentir en el mundo real es fácil, en el mundo online, donde realmente no estamos a la vista de nadie, esa acción resulta no solo fácil, sino envolvente y convincente a partes iguales. Solo falta orquestar bien la imagen que desea venderse al público, y listo. El lío viene cuando se plantea la posibilidad de un encuentro real, pues se han dado casos en que la persona no guarda similitud alguna con la foto de perfil usada o que simplemente no se presenta a la cita, presumiblemente a sabiendas de que las cosas no terminarán bien. 

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Evita caer en ganchos al interactuar en el entorno online

En este punto del artículo cabe hacer una aclaración: no todas las citas concertadas por medios online terminan en desastre ni es toda persona que nos contacta por esa vía un psicópata en potencia. Hay de hecho muchos casos de éxito de relaciones duraderas, tal como ocurre por medios más tradicionales, pero ello no debe dar pie a tomar el tema a la ligera y asumir que esa persona que nos manda mensajes de manera insistente, sin conocerla en el mundo real, tiene las mejores intenciones.

Hay en el entorno online un fenómeno conocido como catfishing que es tan peligroso como el phishing y cualquier otra forma de hackeo personal que se vale de ingeniería social para los fines. Catfishing es una situación en donde una persona se hace pasar por otra para fines de atraer a una potencial pareja, usando por lo general fotos y videos de un tercero que típicamente no está involucrado y que cumple con ciertos criterios: atractivo, exitoso, adinerado. 

Los motivos de un catfish varían, y no siempre se trata de un engaño que busca sacar dinero a la víctima, aun cuando hay varios casos documentados que se fueron por esa vía. En ocasiones quien asume una identidad falsa a nivel de imagen tiene problemas de autoestima y considera que por su cuenta no conseguirá atraer a nadie. Otras veces se trata de gente solitaria y que está aburrida. Hay incluso quienes lo etiquetan de “experimento social”. Sea lo que sea, es desagradable ser usado por uno de estos personajes, y es por eso que se debe tener mucho cuidado con el tipo de interacción que se tenga por la vía digitial con desconocidos. 

A lo largo de su engaño, un catfish cometerá una serie de errores que irán dejando la pista de que estamos ante un posible engaño. A menudo lo primero que les delata es que responden vagamente a preguntas relacionadas a su supuesta profesión o estilo de vida, prefiriendo muchas veces ignorarlas o bien desviar la atención hacia otra cosa. Otro punto a tomar en cuenta es que suelen expresar amor muy rápido: nadie se enamora a la primera vista de una foto ni tampoco pregunta por la posibilidad de matrimonio tras un par de días chateando. Por último, viene bien revisar meticulosamente las imágenes o videos que comparten. Imágenes borrosas y de baja resolución usualmente son un indicativo de que están siendo robadas de otra cuenta. 

Suele ocurrir también que un catfish tiene poca presencia en redes sociales. Una persona que en esta época no tenga WhatsApp, por ejemplo, debería causar algún nivel de sospecha. No es que sea un pecado no tener este servicio instalado, pero, dada su popularidad, podemos decir que es raro. Ya para finalizar, valoremos nuestro instinto, que siempre intenta advertirnos cuando algo no se siente del todo bien. Si ante una potencial pareja online sucede esto, lo mejor que hacemos es tratar de verificar la identidad y tomar precauciones para evitar un susto o una decepción.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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