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Entre tapones: ¿serán los taxis voladores el transporte del futuro?
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Entre tapones: ¿serán los taxis voladores el transporte del futuro?

A simple vista, la ciencia de los tapones es fácil de explicar: demasiados vehículos queriendo transitar al mismo tiempo por las mías vías de siempre. Otros factores, entre ellos el capricho humano, se suman a la ecuación, pero en esencia de eso se trata.

También a simple vista la solución más lógica parecería ser transporte masivo, pero en la práctica esto sale caro y, a medida que va pasando el tiempo y va creciendo la población, tiende a volverse ineficiente. Peor aún, está demostrado que por cultura, vanidad o moda, la gente a nivel individual anhela tener su propio vehículo.



De nada han servido las campañas de servicios como Uber y Cabify, que dentro de su misión y visión pretenden persuadir al público a dejar atrás la idea de tener un carro y, en vez de ello, usar las facilidades ofrecidas por vía de una app. Tampoco han calado del todo en el gusto de la población los vehículos compactos: la idea parece ser que mientras más grande, mejor (o al menos es lo que se ve en ciertas sociedades).

¿Qué hacer entonces? En respuesta al creciente caos vehicular han surgido numerosas propuestas, cada una con cierto grado de dificultad, demandando cuantiosos recursos a nivel de investigación y desarrollo y, quizás lo más crucial, rompiendo grandemente con lo tradicional. Ejemplos incluyen Hyperloop, con la participación de al menos dos empresas independientes, los túneles subterráneos de Elon Musk y propuestas voladoras como el Pop.up de Airbus.

De estos tres ejemplos el más llamativo a varios niveles, y en teoría el más fácil de ejecutar a nivel de tecnologías disponibles y logística, son los vehículos voladores. La visión aquí no es que cada cual tenga su propio vehículo al estilo Los Jetsons, sino un sistema híbrido donde tanto las vías aéreas como terrestres sean aprovechadas para ganar tiempo y ayudar a descongestionar el tránsito.

Volocopter durante pruebas en Dubai

Alrededor de 19 compañías se han sumado a iniciativas voladoras, entre ellas nombres tan reconocidos como Airbus y Boeing, así como servicios disruptivos como Uber, que el año pasado develó sus planes de taxis voladores bajo el nombre de Elevate.

Pese a lo futurista que pudiera parecer la idea de taxis voladores, y la aprensión que podría causar en algunos por el lado de contaminación y seguridad, tal parece que no estamos muy lejos de verlos en acción. Ya en Dubai empezó a probarse el concepto en septiembre pasado con Volocopter, un vehículo autónomo de dos asientos y 18 rotores que parece un dron gigante. El fabricante chino E-Hang también forma parte los planes de este emiratos.

Por su parte, Uber pretende poner a prueba sus taxis Elevate en 2020 en tres ciudades: Dallas-Fort Worth (Texas), Dubai (era de esperarse) y Los Angeles (California). Aún cuando se la da en atrevida y descarada en su proceder, para esta aventura la compañía se ha aliado a NASA con la finalidad de desarrollar un nuevo sistema de control aéreo que tome en cuenta vehículos voladores de esta categoría, los cuales eventualmente podría competir por espacio con aviones, drones y demás.

Durante la Web Summit celebrada en Lisboa del 5 al 8 de noviembre los de Uber presentaron un video que da la idea de cómo sería el servicio Elevate: el punto de arranque serían azoteas de edificios altos, debidamente habilitadas para los fines, y aterrizaje en un punto cercano al destino final.

El punto es reducir el tiempo que tomaría trasladarse de un punto a otro dentro de ciudades congestionadas como Los Angeles (o Santo Domingo, donde el caos es cada día mayor). A modo de ejemplo, Uber dice que la hora y media que toma en promedio ir desde el aeropuerto de Los Angeles hasta Staples Center se reduciría a 30 minutos con Elevate.

En papeles y teoría suena bien la idea de los taxis voladores, pero, ¿qué pasará cuando se empiecen a formar tapones en los aires? Otras cuestiones que podrían mover a preocupación son desperfectos en pleno vuelo, piezas sueltas que caen al vacío y el cableado aéreo que aún persiste en muchas ciudades alrededor del mundo. De todas formas, Uber y otros entusiastas siguen firmes con la idea y hablan de 2020 como como fecha factible. Queda por verse si las cosas tomarán este rumbo.



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AUTORA

ROCIO DIAZ

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