Más que un simple pasatiempo, los videojuegos representan una oportunidad de desarrollar puntería, divisar estrategias y cultivar el arte de la toma de decisiones oportuna y táctica, todo envuelto en un mundo de gráficos y animaciones que cuentan historias que la mayoría de las veces están basadas en hechos reales o bien en mitología clásica.
Los elementos envolventes de un videojuego explican en gran medida el crecimiento y evolución de una industria que empezó como un nicho muy reducido y que estuvo a punto de desaparecer en alguna ocasión por un tema de prejuicios y mala calidad a nivel de gráficos y animaciones.
Hoy la industria del videojuego es una que vale miles de millones de dólares, con variedad de títulos y personajes a escoger, desde los clásicos Mario y Luigi de Nintendo hasta miembros del batallón Fortnite, el juego que desde el año pasado viene haciendo historia al impulsar un modelo de crossplay y al sacar el máximo provecho posible a la modalidad “freemium”.
Tanto el tema de crossplay como el modelo freemium persiguen el objetivo de abrir el entorno del videojuego y eliminar las clásicas barreras que representan las consolas, equipos que usualmente están asociados a títulos y franquicias específicas, y los precios, que en ocasiones son prohibitivos tanto a nivel de equipos como de los vieojuegos en sí.
Apertura y democracia son a su vez dos elementos claves en el desarrollo y evolución que viene mostrando la industria del videojuego en los últimos años, donde se ha pasado de una mentalidad de nicho a una donde hay grandes oportunidades comerciales y de expansión tanto para desarrolladores como para jugadores. Para ilustrar este último punto basta con mirar hacia campeonatos como Capcom, un fenómeno mundial donde hay un buen dinero envuelto. También, a modo de evidencia, están los canales y plataformas dedicadas exclusivamente al streaming de videojuegos, con grandes ganancias para los jugadores más destacados.
Todo este preámbulo nos lleva a Google y su propuesta de democratizar aún más el acceso a los videojuegos con Stadia, una plataforma de streaming en nube que facilitaría jugar cualquier juego dentro del universo de la compañía sin necesidad de contar con una consola o de descargar o comprar el título. A todo esto la resolución sería 4K a 60 cuadros por segundo.
De antemano se sobrentiende que el acceso a las facilidades de Stadia tendrá un costo, posiblemente mensual y escalonado en base a las distintas facilidades y niveles que ofrece, pero, aun así, la propuesta es una que resulta interesante a quienes pasan horas viendo a sus ídolos jugar en canales especializados en YouTube porque significa que ahora tendrán oportunidad de jugar el mismo juego en la pantalla de su preferencia -smartphone, tableta o PC, no importa- y de compartir su experiencia por esa misma vía con otros entusiastas.
Stadia suena bien, y de entrada causó buena impresión al presentarse en el Game Develovers Conference (GDC) que se celebra esta semana en San Francisco, Estados Unidos. AMD, que se ha unido a Google en este proyecto, incluso se vio agraciada con un alza de sus acciones tras su lanzamiento.
Podría decirse que los principales beneficiados de una propuesta como Stadia son los jugadores como tal, pues al Google asumir el procesamiento requerido para los juegos se elimina la necesidad de comprar consolas especializadas o equipos potentes para disfrutar de la experiencia, pero, ¿a cuál costo?
Una parte importante de la experiencia de videojuegos tiene que ver con el aspecto audiovisual y de retroalimentación, asistida por pantallas cada vez más especializadas, bocinas y audífonos que ofrecen sonido envolvente y periféricos al compás del juego vibran y se encienden (o apagan). En la experiencia simplificada de Stadia estos elementos se pierden, y si bien para jugadores ocasionales no será algo tan importante, aquellos jugadores de larga data de seguro que añorarán estas características.
Luego está la cuestión del posible impacto de Stadia en el desarrollo de nuevos títulos o de mejoras en consolas en el caso de que su presencia resulte en algún éxodo o reducción de usuarios en esas comunidades.
Dependiendo del éxito y de la forma en que evolucione el mercado es posible que Stadia y las consolas más “serias” puedan coexistir, quedando estas últimas relegadas a un nicho de gamers clásicos que aprecian los elementos que definen hasta ahora una buena experiencia de videojuegos.
No se puede obviar el hecho de que el mercado tecnológico a nivel general se mueve hacia la simplificación y lo móvil, pero tampoco puede obviarse el hecho de que, aun con esta prolongada revolución, las PCs y los televisores persisten. Cuando Stadia efectivamente salga en algún momento de 2019 ya veremos cómo reacciona la comunidad gamer y el rumbo que tomarán las cosas.
Ya que el futuro de los videojuegos apunta a lo móvil, esta es una excelente oportunidad para revisar la lista de los mejores equipos que para los fines proponen nuestros amigos de Joy of Android, estando la misma encabezada por un teléfono de Razer, compañía que destaca en este ámbito al ofrecer una línea completa de pantallas, periféricos y demás para una experiencia inmersiva y excitante.
ACTUALIZACION JUNIO 2019: Google finalmente ha anunciado que Stadia saldrá en noviembre con un kit “Edición de Fundadores” que costará US$130, precio que además del software contempla tres meses de servicio premium, siendo la tarifa mensual US$10 una vez se agote este tiempo. De momento el kit “Edición de Fundadores” de Stadia incluye un solo título, Destiny 2. Cuando salga el servicio en noviembre habrá 31 títulos disponibles para comprar, entre ellos Dragon Ball Xenoverse 2 y Wolfenstein: Young Blood.