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¿Nos lleva COVID-19 a ser una sociedad libre de efectivo?
Dinero Billetera

¿Nos lleva COVID-19 a ser una sociedad libre de efectivo?

Muchos hábitos han cambiado de cara a la COVID-19, y uno de ellos tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con el dinero, específicamente en lo que respecta a la manipulación de papeletas y monedas, pues existe la creencia -para nada infundada- de que estos elementos están cargados de gérmenes. 



En consonancia con lo descrito anteriormente, es común en estos tiempos dominados por la pandemia evitar el uso de efectivo por temor a enfermarnos y contribuir a un mayor esparcimiento del virus por esta vía, con países como Corea del Sur llegando a tomar medidas tan extremas como someter las papeletas a cuarentena para luego proceder a su desinfección (o en algunos casos, quemarlas). 

De igual forma, los lineamientos de distanciamiento social actualmente en vigencia a modo de prevención han llevado a un mayor consumo por la vía electrónica, extensivo a pagos de servicios, suscripciones y transacciones en general. 

En pocas palabras, sin nadie quizás preverlo, COVID-19 está acelerando una tendencia que llevaba años ganando terreno y cuyo objetivo último es prescindir enteramente del efectivo para mayor comodidad de las partes involucradas.

Para que se tenga una idea del efecto COVID-19, Visa reporta que el uso de cajeros ATM ha bajado 32 por ciento, mientras que 63 por ciento de consumidores consultados reporta usar menos efectivo. Asimismo, el número de tarjetas Visa activas usadas en transacciones de comercio electrónico ha aumentado 30 por ciento. En mercados clave de América Latina y el Caribe, Visa reporta que más de 13 millones de sus tarjetahabientes hicieron una transacción en comercio electrónico por primera vez en su vida en el primer trimestre de 2020.

Aunque hace perfecto sentido en el actual escenario, una sociedad libre de efectivo, donde todo se maneja por contacto o por vía electrónica, no es lo ideal para todo el mundo. De entrada, hay un tema de honorarios asociados a transacciones con tarjetas que los comerciantes consideran injustos. Luego está la cuestión de que una parte considerable de la población mundial no tiene una cuenta bancaria o acceso a servicios financieros, siendo justamente este uno de los muchos enfoques de la FinTech. Un tercer grupo a tomar en cuenta son aquellos que complementan sus entradas con propinas en efectivo.

Dentro de este empuje, hay una subtendencia, y esta es la de tarjetas por contacto. En la actualidad son populares en Europa, y ahora mismo están ganando terreno en Estados Unidos, donde de manera indirecta el empuje ha venido de parte de iniciativas de pagos móviles como Apple Pay y Samsung Pay. 

En el largo plazo, todo apunta a que el efectivo será historia, con presencia únicamente en museos. La gran pregunta, ¿estamos realmente listos para un paso tan trascendental? Además, ¿realmente será una sociedad libre de efectivo el mejor curso de acción a futuro? Solo hay que pensar en que hoy estamos dominados por COVID-19, pero mañana quizás estemos asolados por algo peor que afecte directamente la comunicación electrónica. Con todo digitalizado y automatizado, ¿cómo nos haríamos en un escenario como ese?

Siempre viene bien recordar que las cosas raras veces son absolutas. Habrá que ver si en la eventualidad de que COVID-19 desaparezca y vuelvan las cosas a la normalidad anterior esos hábitos de uso reducido de efectivo se mantienen. Tan solo nos queda esperar. 



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AUTORA

ROCIO DIAZ

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