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Pintura inteligente para el mantenimiento de estructuras
Golden Gate Bridge

Pintura inteligente para el mantenimiento de estructuras

Puentes, carreteras, túneles, pasos a desnivel, parques eólicos, acueductos, escuelas y estructuras multifunción. Esto es tan solo una pequeña muestra de como los gobiernos invierten recursos en obras de infraestructura que se supone benefician a la población en su conjunto. A menudo el plan de acción incluye trazar planos, establecer ubicación, asignar contratos y buscar recursos, y todo eso culmina con una inauguración por todo lo alto donde se dan detalles técnicos de la obra y los beneficios que traerá consigo. Pero, ¿qué pasa después? A menudo el mantenimiento de esas obras, tan importante para su buen funcionamiento, ocupa el último lugar en la lista de prioridades.

Se trata de algo que se ha visto tanto a nivel local como internacional: los organismos correspondientes, con la excusa de que el mantenimiento sale muy costoso, se hacen de la vista gorda y solo toman acción cuando ya el deterioro es demasiado evidente. Por falta de mantenimiento han colapsado estructuras, y eso, además de requerir atención urgente e inmediata, constituye un serio problema de seguridad.

Mohamed Saafi, de la Universidad de Strathclyde (Engadget)

Cierto es que las labores de mantenimiento son costosas y algo complejas porque usualmente implican la inspección constante de las estructuras por parte de un equipo especializado de personas que suele apoyarse en equipos igualmente especializados para hacer un diagnóstico acabado y tomar las medidas de lugar.

Este proceso, además de costoso, es propenso a errores, y eso explica en parte por qué el mantenimento constituye un área a veces muy descuidada. Ahora bien, todo esto puede cambiar con una pintura “inteligente” que ha estado desarrollando el Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Strathclyde, en Glasgow, Escocia.

La pintura en cuestión es una mezcla de ceniza volante -un derivado de la combustión del carbón- y nanotubos de carbono alineados, dos elementos que se mantienen unidos por la acción de dos agentes: silicato de sodio e hidróxido de sodio.

El resultado final es una pintura con una consistencia similar a la del cemento, lo que la hace bastante resistente, y, lo que es mejor, capaz de detectar y comunicar oportunamente fallas estructurales, como roturas o corrosión. Los nanotubos de carbono constituyen la clave para la detección de esos problemas porque la conductividad de los mismos varía según cambia la estructura donde están colocados. Una red de nodos inalámbricos se encarga de comunicar remotamente los cambios detectados a nivel de los nanotubos de carbono al departamento correspondiente, y a partir de ahí se toman las decisiones de lugar.

La principal ventaja, según los responsables del proyecto, es que la pintura tiene un costo que ha sido estimado en el 1 por ciento de los gastos asociados a mantenimiento en Reino Unido, y presumiblemente una relación similar aplica en otros países. De ser así, y si las pruebas que se realizan actualmente en turbinas de viento resultan exitosas, esta podría ser la solución al complejo tema del mantenimiento.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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