Un reloj, con sus números y agujas, sirve normalmente para indicarnos la hora. Durr, creación de dos noruegos, pretende medir algo más sutil: nuestra percepción del tiempo.
Para nadie es secreto que el tiempo, a pesar de estar debidamente definido en cuanto a su composición, realmente no existe. Es común que cuando estamos haciendo algo divertido sintamos que el tiempo pasa volando, una sensación que se siente aún más marcada cuando estamos presionados por fechas (horas) de entrega. En contraste, una persona que está en la cárcel o a la espera de noticias siente por lo general que los minutos (y los segundos) pasan con una lentitud pasmosa.
Durr, a diferencia de otros relojes de pulsera, no tiene números ni agujas. La cara del reloj es de un color y material sólido y no muestra absolutamente nada. Como la idea es medir la percepción, este reloj vibra en la muñeca cada cinco minutos.
Dependiendo de las circunstancias, esos cinco minutos pueden sentirse como mucho o poco tiempo, pero no dejan de ser sólo cinco minutos. La idea es poner la percepción del tiempo en perspectiva al poder medirla contra algo concreto (en este caso, cinco minutos).
El experimento es relativamente barato: alrededor de 123 dólares (90 euros).
